Hola A Todo El Mundo (resumido en HATEM) tuvieron mucha suerte cuando en 2010 se autoeditaron para publicar un primer disco de título homónimo bajo el sello HATEM Prayer Team. Su éxito ya no surgió tanto con la suerte, sino con una encomiable labor musical que caló hondo entre los más seguidores del Pop y del Folk. Pero los caminos del Señor son inescrutables y los chicos de Hola A Todo El Mundo ya andaban en plena evolución cuando en 2011 lanzaron el EP titulado “Estela castiza” abriendo las puertas a lo que iba a ser una segunda entrega que va más por la senda de la electrónica. “Ultraviolet Catastrophe” (Mushroom Pillow, 2012) se basa en la poesía del malogrado Roy Milton en base a un poema de título similar que nació a raíz de una serie de alucinaciones y otro texto del mismo autor titulado “Sorrows bring me”. J. Arjonilla “Ari” (guitarra y voz) y Álvaro Sanjuán del Castillo (bajo, guitarras, percusión y teclados) ahondarán —dentro de la siguiente entrevista- en la alimentación de su nuevo disco y de lo espiritual con lo artístico.
Un manifiesto en contra de la realidad a favor de la condición mágica. Hombre, hacer a día de hoy un disco en contra de la realidad es casi aconsejable.
Álvaro: (Risas) Sí. Más que ir en contra de la realidad… diría que es afrontar la realidad desde otro punto de vista. Observarla desde un punto más mitológico, que es lo que hace el poema de Roy Milton, haciendo similitudes de distintas de las cosas con elementos mitológicos para afrontar la realidad desde ahí, desde ese punto de vista más fantasioso.
¿Como un niño?
Álvaro: Bueno, como un niño o también como en la antigüedad, en determinados momentos, se utilizaba la mitología para explicar la realidad desde ahí y no de manera directa.
Se habla también de la historia de un perdedor… y no hay cosa más actual.
Álvaro: En efecto. De hecho, nosotros (y diría que todos los músicos) nos identificamos bastante con la figura de perdedor porque es así. Leí hace poco en una entrevista —no recuerdo de quién- en la que decían que todos los músicos tenían que ser, en el fondo, un poco perdedores. Perder ese punto de vista de perdedor sería nefasto para todo el mundo.
Me recuerda mucho al personaje de Jake LaMotta en “Toro Salvaje”. Un punto romántico que también tiene que ver con el padre de Roy Milton, pues era ex boxeador.
Álvaro: Esa figura decadente… Sí, totalmente. El punto romántico de lucha y de decadencia total también porque es el boxeador ya mayor. Todos tienen ahí un punto decadente de haber sido estrellas y luego ídolos caídos. Creo que es el personaje que encaja perfectamente con Roy Milton porque su poesía tiene un “algo” decadente.
“Ultraviolet Catastrophe” es, además de una poesía de Roy Milton, una teoría de física cuántica y el título de un disco de trance-psicodélico del grupo Space Tribe.
Ari: ¿Con el mismo título? ¡No lo sabíamos! (Risas) Es curioso.
Álvaro: No teníamos ni idea. ¿De qué año es?
De 1998.
Álvaro: Efectivamente no es el nuestro (risas).
De hecho, el nombre de Roy Milton corresponde también a un cantante de Rhythm & Blues. Al haber tan poca información sobre el poeta, supuse que era algo inventado.
Álvaro: Hombre, tiene un punto de misterioso el hecho de que sea un personaje así, como de dudosa procedencia. Eso añade a todo mucha más mitología si cabe. Es un desconocido para todo el mundo y nadie nos ha dicho nada de que tuvieran sus libros.
¿Cómo disteis con ese texto?
Álvaro: Pues fue un poco por casualidad. Yo tengo familia por Estados Unidos y mi primer profesor de literatura allí, así que dimos con sus libros por casualidad. Libros que, por otro lado, no están editados. Son como ediciones de andar por casa. Como en plan fanzine, pero más serio. Lo vi, se lo enseñé al resto, lo hablamos y decidimos hacerlo. Es un título muy sugerente porque, como antes bien has dicho, hay una teoría de física cuántica que viene a decir que las cosas pueden funcionar de manera perfecta dentro de un modelo ideal, pero cuando lo aplicas a la realidad, se viene abajo y hace aguas por todos lados. Estamos rodeados de catástrofes ultravioletas por todos los lados, así que también nos parecía idóneo el título.
Ari: Fue la idea desde el origen, desde cuando empezamos a hacer canciones, porque siempre jugamos con ese tipo de cosas con los títulos de las canciones y el nombre.
¿Con esto podemos pensar que el disco sea una catástrofe?
Álvaro: En cierto sentido, sí. Hoy en día, por lo que decías de la realidad, eso es un símil que ahora mismo estamos viviendo: una teoría muy bien elaborada (económica) que luego en la práctica es un completo desastre.
Tendríamos que cambiar el título original por el de “Gray Catastrophe”.
Ari: Pues sí, la verdad. O “Green Catastrophe” por el color del dinero.
Es un álbum conceptual, le va bien. Incluso la portada ya indica por dónde irán los tiros.
Álvaro: La portada también está basada en este hombre y en darle ese toque medio turbio y escondido, rollo misterioso. Es algo que tiene el disco, esa parte de misterio del poema.
Pero antes de todo esto, estaba “Estela castiza”, aunque no me centraré en la catástrofe de cantar en castellano.
Todos: (Risas)
A lo que voy. La última canción, que da título al EP, ¿se trata de una canción-puente entre el primer disco y este último?
Ari: Sí. El EP nos ha servido de “llave para la liberación” de lo que ya veníamos haciendo musicalmente. Entonces, al ser una cosa tan distinta con respecto a lo que hacíamos antes, sí es cierto que esos pasajes que hay entre las canciones ya dejan abierto el camino a este disco, que es más extraño y tiene es punto de experimentación.
Ahí está ‘To my tender love’, que es la más guitarrera.
Ari: Correcto. Es el resto que nos queda de “Estela castiza”.
Álvaro: Es un poco shoegaze, con más ruido… Luego hay otro par de temas que tienen ese tipo de pasajes guitarreros, pero el resto del disco es más homogéneo por el tema de los sintetizadores.
Sintetizadores que tuvieron su sitio gracias a David Unison, aunque Luca Petricca también estaba.
Álvaro: Sí. Con David hemos trabajado en el pre-producción, que ha sido un paso súper importante porque luego, la grabación, ha sido mucho más fluida ya que todos los arreglos, programaciones, beats de percusión de batería… estaban hechos en esa pre-producción. Con él hemos trabajado todo eso al detalle. Ha sido fundamental.
No sé si os abandonarían los primeros seguidores, pero gracias a que el Pop-Indie (por así decirlo) está tirando hacia sonidos electrónicos, se os añadirán más.
Álvaro: Creo que perderemos algo de público porque siempre habrá gente al que le guste más el primero. Ya nos han puesto algún comentario por ahí, pero estas cosas son inevitables y lo tenemos asumido. Por otro lado, ganaremos gente que no se entusiasmó con el primero pero puede sentirse seducido por el nuevo. En ese sentido, no tenemos mayores preocupaciones.
No, no, vaya, si con ‘They won’t let me grow’ ya se ve directamente. No hay pistas ni ambigüedades, pero es la más representativa.
Ari: También lo creo. Salió de forma al azar, por elegir uno, pero está bien porque ya te encuentras con una canción que es muy parecida a lo que hay en el disco. Es la que tiene más electrónica, así que te llevas el “susto” al empezar. También puede ser que no quieras escuchar nada más después (risas), pero igual quieres seguir escuchando más después del “susto” porque ya no es para tanto.
Del “susto” a las plegarias de ‘Oh Lord tell them wind blogs far from me’. Menester mesiánico que se dejaba entrever en el primer LP.
Álvaro: En general, todos los discos tienen algo de espiritual, pero está basado en algo mucho más impulsivo o instintivo. Digamos que este disco tiene una visión más primitiva de lo espiritual que de algo ligado a la fe. Creo que toda la espiritualidad es una cosa muy ligada al ser humano como lo está también la vertiente artística. Son dos cosas que están en las personas, lo que sucede es que se ha desvirtuado mucho la parte espiritual porque en seguida se ha unido a grandes religiones, y eso lo que hace al final es aniquilar ese sentimiento espiritual de las personal. Es como si en la parte artística nos hubieran obligado a todos a pintar de una manera determinada porque si no se hace así, estaría mal. Por eso nosotros hemos enfocado la espiritualidad desde una postura libre y sin clasificar. Tiene más que ver con la espiritualidad de los trascendentalistas americanos como Walt Whitman o Thoreau. La libertad del individuo para expresar esa espiritualidad de la manera que te de la gana.
¿‘I’ll return over gloria’ iría también por ahí?
Álvaro: También. Todas estas canciones tienen ese toque espiritual pero absolutamente libre. Entenderla totalmente individual.
Y en consenso, ¿no?
Ari: Sí, es un poco también como sentir lo que haces. Para nosotros es así. Es un acto de comunión y de dedicación, entonces tampoco se aleja mucho de algo llevado a términos más cotidianos, que es como vivimos esto.
Igual hace falta fe en el mundo, muchacho…
Álvaro: Yo creo que sí, que en general hay una crisis de fe y de espiritualidad en Occidente porque el monopolio de la espiritualidad lo ha tenido la Iglesia Católica, sobre todo en España, y todo lo que estaba fuera de eso… no valía. Entonces, a muchísima gente de esa mayoría a la que se le daba a elegir, no se le mostraron otros caminos por donde dar rienda suelta a esa espiritualidad, sino que se les otorgó el derecho a dejar la espiritualidad en terreno de la apostasía. Nos falta dar salida a esa espiritualidad sin tener que seguir un dogma de ninguna iglesia mesiánica.
Son 50 minutos de recorrido el que tiene “Ultraviolet Catastrophe”, pero tiene pinta de que duraba mucho más. O sea, que en producción se ha cortado bastante, a mi parecer.
Ari: Los discos se nos suelen ir de las manos (risas). Tendemos a alargar todas las canciones, pero una cosa es como lo vives tú y como lo estás sintiendo, y otra cosa es como queda de cara a quién lo escucha. Ese punto de accesibilidad se nos pierde, pero para eso está el papel de los productores, para meternos en la senda de nuevo. Saber dividir tu deseo musical de lo que sea infumable.
Hay que tener en cuenta que la banda se ha reestructurado, pasando a tener cuatro componentes.
Álvaro: Eso ya es una cosa que venía desde bastante atrás. Aunque veníamos girando mucho tiempo así, el proceso de composición entre cuatro lo hemos hecho desde el principio de este disco, así que en ese sentido los cambios en la formación no han sido tan determinantes. Al igual que la dirección del sonido, la cual ya estaba generada antes de empezar todo ese proceso.
Ari: Es algo que tampoco tiene más misterio, pero ha coincidido con el tiempo.
Diría que el disco se empezó a fraguar a la vez que el EP, e incluso mucho antes.
Álvaro: Estás en lo cierto. Es más, desde que terminamos el primer disco, ya estábamos saciados de música limpia y acústica porque veníamos tocando ese tipo de canciones desde el 2006. Date cuenta que el disco salió en 2010 y ya teníamos muy rodado el trabajo con ese sonido tan acústico, así que después de grabarlo, mezclarlo… después de tres meses, terminamos por evolucionar hacia otras cosas que se notaron con el EP.
Ari: De hecho, en el primer disco hay un par de cosillas electrónicas que marcaban un poco la senda, pero el EP fue el ejercicio de liberación absoluta para hacer después lo que nos diera la gana, así que después de aquello fue cuando empezamos a pensar más con los sintetizadores. Fue un año y pico con los ojos puestos en otro camino.
Veníais de la autoedición, también.
Álvaro: Sí. El primer LP y el EP son autoeditados, pero después de aquello dijimos que ahí se terminaba nuestro camino de autoedición porque tiene un punto fuerte de desgaste. Aparte de la música, curramos en otras cosas, como la inmensa mayoría de los músicos que conocemos, así que además de trabajar y la música, llevar lo de la discográfica es un pifostio que nos requería mucho trabajo extra.
Ari: Además de ensayar. Teníamos como tres ocupaciones que no siempre era muy llevaderas y te descubres haciéndolo como no deberías hacerlo porque ese nivel de desgaste no era normal.
El que mucho abarca, poco aprieta.
Ari: Decidimos que era necesario tener a alguien que controlara esto, y no nosotros, que éramos más amateur en ese campo. Realmente, si te lo planteas en serio, analizas mucho cómo haces las cosas y las carencias que tienes. Nos ha servido para conocer mucho más cómo se hacen otras cosas y qué parte buena y qué parte mala tiene cada actor dentro de este follón que es la música. Ahora tenemos más claro lo que queremos hacer, lo que no queremos hacer y lo que queremos que hagan por nosotros. Si crees en lo que haces, es muy recomendable autoeditarse para vivir ese trabajo y valorar después lo que hacen por ti. Más que nada porque te engañarán menos y sabrás por qué te equivocas cuando te equivocas.
Álvaro: Si no nos hubiéramos autoeditado, creo que todo esto lo habríamos valorado de una manera diferente. Ahora sabemos el esfuerzo que supone hacer ciertas cosas porque ya hemos vivido de cerca ese trabajo, que forma parte de la cara menos artística de la música.
Pero para eso hay que tener suerte, y vuestro primero disco funcionó pudiéndose haber quedado en un cajón.
Ari: Sí, totalmente. Tuvimos mucha suerte y para nuestra sorpresa funcionó muy bien sin tampoco un esfuerzo sobrehumano.
Texto: Carlos H. Vázquez.