Esta banda checa es un caso curioso. Con unos inicios ya marcados por la búsqueda de nuevos caminos pero aferrados al death, sacaron algunos discos interesantes, pero quizá demasiado arriesgados para el público del death en general. Sin embargo, ellos siguieron en sus trece y aumentaron las influencias orientales en su música hasta que en 2006 rompieron un poco con todo aquello para sacar un excelente trabajo instrumental más cercano a bandas como Cosmosquad que a Cynic o Pestilence.
El nuevo álbum se compone de seis temas más siete interludios breves que dan paso a cada canción. Después del curioso comienzo en francés que nos dice “a la mesa, ¡a comer!” nos encontramos con Translucide (Brighton II), cuyo título ya nos adelanta que algo de aquel enorme Kro Ni Ka vamos a encontrar. Un tema que funciona casi a modo de enlace entre aquel disco y este, puesto que recoge gran parte de aquel sonido e incorpora pequeños detalles que serán más habituales en este La Grande Bouffe, como las voces guturales y una mayor agresividad en su sonido. Es a partir de Aalborg cuando vemos ya claramente la línea que han seguido ahora: el encuentro entre el progresivo, sus orígenes más death y los pasajes más eclécticos y experimentales. Todo ello con la inclusión de unos interludios absolutamente imprescindibles, que aportan muchos momentos excepcionales.
Teniendo en cuenta la distancia que da el tiempo, lo cierto es La Grande Bouffe trae a la memoria algo de Atheist y sus momentos más experimentales y jazz, especialmente en temas como Les Collines de Senyaan Pt. III o Fermeture de la Bouche. Lo que podría haber sido una auténtica locura Forgotten Silence lo ha convertido en un gran trabajo alejado del ombliguismo habitual en las bandas progresivas y en el que muestran un magnífico compendio de todo lo que han hecho hasta la fecha. Eso sí, dándole una forma completamente nueva y tremendamente acertada.
Texto: Juan Manuel Vilches
Forgotten Silence — La Grande Bouffe (2012)1 thought on “”