Entrevistar a Albert Ricart es como hacerme preguntas a mí mismo. Sé que la respuesta será sincera, sacada del cajón donde guardo el corazón, los besos inocentes, la verdad, las promesas y los sueños que sé que se van a cumplir. Porque Albert habla como hablan los hombres: con el alma en la boca y el corazón en la mano.
AMADO STORNI: ¿Es Londres una ciudad desierta como proclamas en el título de tu primer disco?
A. R.: Jajaja…Me hace gracia que lo preguntes de este modo. Dicen que Londres es la capital del mundo y desde mi experiencia creo que así es, allí mismo reside gente de mil países, de forma enlatada tratando de encontrar cosas nuevas y que le inspiren a uno. Yo recomiendo la ciudad por los diferentes movimientos sociales y culturales que hay, vale mucho la pena ir y vivirlo en persona. Por cierto, ¿tú has ido?
A. S.: No, es una de mis asignaturas pendientes. Albert, ¿cómo definirías el disco? ¿Es un disco conceptual, tiene más importancia la poesía que la música…?
A. R.: Este disco lo defino como una revolución de mis sentimientos encontrados, tiene mucho contenido y me parece energético sin perder elegancia ya que la música (pop folk) me parece noble. Es espontáneo. Fundamentalmente creo que tiene muchas virtudes y defectos, pero al fin y al cabo eso para mí es lo importante porque tiene la esencia exacta de lo que quería transmitir para quien lo escucha. Contestándote a tu segunda pregunta se me hace difícil valorar si la música o la letra (gracias por llamarla poesía). Yo creo que lo he tejido todo al dedo y por eso no te sé contestar.
A. S.: ¿Cuánto hay en él de Albert Ricart?
A. R.: Creo que hay un 150% de Albert Ricart en él y quienes me conocen lo saben perfectamente. Tal vez haya demasiado del mismo tío (Risas). En cualquier caso, me la he jugado a más no poder.
A. S: ¿Cuál es el proceso de creación de tus canciones?
A. R.: Para mí sale todo de un chispazo, es un clic de ratón que si lo exprimes llegas a hacer lo que quieras hacer. No sé como explicarlo, es algo que se siente y cuando te llega esa magia de inspiración estás convencido que puedes hacer una canción; buena o mala. Contestándote con más precisión sobre el proceso de creación, lo que hago es colgarme la guitarra al hombro y empiezo a decir bobadas (Risas) que poco a poco van cobrando sentido, voy jugando con los acordes básicos sin complicarme más la vida. A veces me salen las canciones del tirón como es el caso de “Giada” que la empecé a escribir a saco. Trata de una chica italiana con la que estuve trabajando y compartimos edificio.
A. S.: ¿Qué cuentas en tus letras?
A. R.: Pues he apostado por hacer letras que tengan sentido para mí, sin pensar que el público será el consumidor y crítico de mi música. Creo que eso mismo es la fórmula que utilizo y en la mayoría de ocasiones sin ser plenamente consciente de ello. Pues hablo básicamente de sentimientos universales como la soledad, el amor, el apego al pasado, desamor, crisis de identidad personal en un momento dado por ejemplo. Y más cosas.
A. S.: ¿Qué crees que aportan tus canciones al mundo de la música?
A. R.: No lo sé, parece trágico pero no sé que aportan. Trato de hacer algo auténtico y de sentirme libre.
A. S.: Si tuvieras que elegir una canción tuya, ¿cual elegiríais?
A. R.: Pues estoy entre varias de ellas. Creo que “Siempre Nos Quedará París“‘ sería una posible candidata.
A. S.: ¿Y una canción de otro grupo?
A. R.: Tengo varias favoritas y me cuesta decirte una. Por ejemplo ‘’If You Tolerate This Then Your Children Will Be Next’‘ de Manic Street Preachers. Tiene un puntazo muy guapo que me da coraje.
A. S.: ¿Hay hueco en tu repertorio para las versiones?
A. R.: En particular no soy demasiado fan de hacer versiones. A mí por ejemplo no me gusta ir a ver un grupo o solista que hace canciones de otros en directo. Me suena a que es una muletilla del directo para salir del paso o romper los tiempos del repertorio original del artista. Pero sí, también hay hueco después de todo.
A. S.: ¿Cómo se plantea un grupo una gira para compaginar trabajos, familia…?
A. R.: ¡Buffff!, que gran pregunta acabas de hacerme. Al principio cuando te embarcas en estos mares de tiburones, se supone que eres un bohemio tarado y luego pues ya se van acostumbrando a tu rollo. Tiene que ser duro estar de un lado para otro sin ver a tus seres queridos, en mi caso la música es un hobbie a compaginar con algún trabajo de rutina que me dé para pagar un alquiler y para comprarme cuerdas nuevas de guitarra. Yo con eso soy el tío más feliz del mundo.
A. S.: ¿Has tocado con algún grupo o músico conocido?
A. R.: ¡Qué va! Si yo sólo soy la estrella de mi barrio (Risas).
A. S.: ¿Con quién te gustaría tocar?
A. R.: Con cualquiera que me inspire y tenga fondo en sus canciones, creo que el italiano Vasco Rossi es mi mayor aliado. Para mí el más grande de todos los tiempos, escuchadlo por favor.
A. S.: ¿Cuál fue el primer disco que compraste y de qué fuentes has bebido?
A. R.: Estoy dudando pero creo fue uno de estos dos; el unplugged de Nirvana en MTV de Nueva York o ese gran doble cd de los Smashing Pumpkins (“Mellon Collie And The Infinity Ssadness“). En cuanto a mis fuentes soy un inculto musical, en general me gusta la música que tiene alma acústica y no me preocupa su idioma para nada. Desde rock en catalán, pop rock español como por ejemplo Manolo García, música italiana, pop británico, pop folk rock americano. También algo más acelerado pero en líneas generales soy bastante clásico en cuanto a gustos si te digo la verdad. En Londres iba con frecuencia a la tienda de discos HMV de la calle Oxford Street y me ponía discos de música country, escuchaba a esa gente que no conocía ni por asomo y estoy convencido que hicieron que mi disco se fuera un poco por esas vertientes. Descubrí a un tío que me gusta mucho, su nombre es Kith Urban (marido australiano de Nicole Kidman). Hace country rock que te toca la fibra. También me quedé con una tía llamada Lucinda Williams que creo que es de Nashville (EEUU).
A. S.: ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta del mundo de la música?
A. R.: Lo que más me gusta del mundo de la música es poder compartir con la gente algo por muy pequeño que sea pero que une a las personas en un solo fin. Y lo que menos me gusta es la hipocresía que hay generalizada en estos mares de tiburones como te comentaba antes. Siendo realistas al final todo el mundo defiende sus propios intereses, no hay más historias que valgan. Ahora mismo me están entrando unas ganas tremendas de ir a un concierto de rock.
A. S.: ¿Cuál es el secreto del éxito?
A. R.: Alguien me dijo que la clave del éxito es ir batalla a batalla. Y tiene toda la razón del mundo. Quiero añadir que tener mucha paciencia y no perder jamás las esperanzas. La vida da muchas vueltas y las prisas no son buenas, creo que todo forma parte de un plan que ninguno de nosotros sabe.
A. S.: En época de crisis, ¿aflora más la creatividad?
A. R.: ¡Sí! Yo he grabado mi disco en esta época de crisis, así que ya me puedo morir tranquilo (Risas). Poniéndome más serio, durante mi crisis personal te diré que he creado mis canciones. Precisamente porque no tenía nada mejor que hacer o no sabía más, y seguramente estuve pasando malos tiempos, eso hizo que tuviera muchas ganas de decir cosas aunque fueran tristes con tal de vaciar mis rollos.
A. S.: ¿Lo comercial está reñido con la calidad?
A. R.: No, para nada. Pero es cierto que las mayorías dicen lo de siempre y tal vez porque no tengan demasiado criterio. A mí me gusta una canción, y me gusta. Y punto. Ya puede ser de las Spice Girls o de quien sea, pero no es lo mismo que una ópera o la música clásica. No me preocupan los prejucios que tengan otros, yo sé que Bruce Springsteen o Bob Dylan no suenan en las radios españolas y llenan estadios por ahí donde pisan. Esas estadísticas no fallan, cada uno sabe donde va y porqué.
A. S.: ¿Qué tal la experiencia de trabajar en un estudio?
A. R.: Genial, pero también es un santuario de reflexiones y lluvias de dudas. Quienes andan metidos en estos líos lo saben de buena tinta. Pero he aprendido muchas cosas en los dos estudios de grabación donde he trabajado, y todo suma.
A. S.: ¿Por qué el título del disco?
A. R.: Londres, Una Ciudad Desierta. Esa es la paradoja de mi historia. ¿Cómo es posible que en una ciudad con tantos millones de habitantes se quedara tan vacía?
A. S.: Recomendarme un disco.
A. R.: “Grace” del fallecido Jeff Buckley.
A. S.: ¿Y un libro?
A. R.: “La Finestra De La Vida” de mi amigo escritor Carles Campomar.
A. S.: Muchísimas gracias Albert por disipar nuestras dudas y curiosidad acerca de ti y de tu música. Un placer.
A.R.: Gracias Amado Storni, me ha gustado mucho participar en tu entrevista. Mucha suerte a ti también.