Aunque lleva unos meses en la calle, hace dos días descubrí que Pink Martini había editado un nuevo disco.
Cuando escuché ‘Hang of a Little Tomato’ en 2005 (un año después de sacarlo), imaginé a un gigolo con gusto musical y forrado hasta las cejas, que vivía en algún bonito pueblo costero siciliano.Pink Martini no podía ser otra cosa que su entretenimiento y deleite muscal entre conquista y conquista. Contaba, en mis fantasias, con la orquesta del bar donde llevaba a cabo sus azañas, y con las voces de sus ‘locamente enamoradas’ amantes. Desayunaba un zumo en una insmensa terraza mirando al mar a media mañana, dedicaba la mañana a componer, la tarde a grabar y la noche a trabajar. Estaba claro, su canción ‘Una Notte a Napoli’ lo contaba.
Con el siguiente disco ‘Hey Eugene!’ me di cuenta de mi error. No era un gigoló, era una sirena. No me preguntes cómo, una sirena de las aguas del caribe había conseguido sacar un disco. ‘Taya Tan’ demostraba su poder hipnótico, en ‘Bukra Wba´do’ que sabía mimetizarse de cualquier nacionalidad, en ‘Mar Desconocido’ se sinceraba y contaba sus tristezas, y en ‘City of Night’ o ‘Tempo Perdido’ revelaba sus raices caribeñas.
Con este, ‘Splendor in the Grass’ ya si que no hay confusión. Un grupo de los más experimentados músicos de los años 30 y 40 habían grabado unos discos con la intención de que fuesen desvelados en los últimos años del siglo XX y primeros del siguiente. Es la única respuesta posible a que en el álbum aparezcan Chavela Vargas, Emilio Delgafo, Ari Shapori o Courtney Taylor-Taylor. Quizá sea el disco con canciones más sencillas (a veces la grandilocuencia de sus canciones llegaba a abrumar) que han hecho hasta la fecha, pero no dejan de marcar con claridad la línea de una música elegante, fina, con estilo. En este disco no falta la orquestación, pero con moderación, las grandes voces femeninas, pero sin excesivos alardes. Pero sigue intacta la sugerencia de sus canciones como en ‘Tuca Tuca’, que hace desear verles en directo con ese tempo sugerente, esa trompeta sorda dandole el pie a un sitar y esas dos mujeres cantando en italiano…’Me piace’ como dicen ellas.
Lo cierto es que aunque fuesen una banda de Porlant, Oregon, creada por el pianista Thomas M. Lauderdale, Pink Martini tiene la mezcla perfecta de géneros (latina, jazz, clásica, bossa, árabe, japonesa…) y de lenguas (al menos cinco lenguas sólo en ‘Splendor in the Grass’). Música atemporal que parece la solución perfecta para discusiones sobre música en las que el principal problema sea la diferencia generacional.