Grupo: Absynthe Minded
Título: As it ever was.
Discográfica: Universal Spain
Fecha de publicación: 2012
Próximas actuaciones en España: Barcelona, 23 de noviembre en La [2] de Apolo.
Todas las jugadas que el pop pueda llegar a realizar se basan, últimamente, en flirtear con el punk y en muchas ocasiones uno ya confunde los términos, los grupos, los ritmos y las secuencias. Yo ya no distingo entre The killers, Muse, The kooks…aunque seguro que más de uno podrá detallarme las diferencias y exaltar a más de uno de ellos. Me quedé en Supergrass, que eran tan inmediatos como rebosantes de falta de prejuicios en sus temas.
Pero de vez en cuando es pop es más limpio y cristalino y las bases se hacen más cercanas. Pasaba con aquel “Parklife” de Blur, de cuando la batalla con los sobrevalorados Oasis les hacía pelarse entre sus seguidores para ver si el siguiente álbum de estas bandas era mejor que el de su oponente. De mientras, otros escuchábamos sin parar a Pulp o los dos excelsos primeros trabajos de Suede. Y este año la banda The Shins nos ha sorprendido con un álbum que sigue las leyes descritas anteriormente: un pop sin fisuras y que contiene cuatro o cinco gemas que les hace considerar su pragmático trabajo como una alianza segura con sus seguidores y los nuevos que nos hemos añadido a los ya existentes. Difícil será que alguien les empuje del trono como reyes del pop en este 2012 con su fantástico “Port of Morrow“.
Si un disco tiene la suerte de ser un compendio inteligente de ritmos es ya un logro. Y eso ocurre con el quinto trabajo de la banda Absynthe Minded, que desde que su vocalista y guitarrista Bert Ostyn empezó a trabajar grabando allá por 1999, realiza —por poner un ejemplo-, una notable puesta a punto de melodías (de cuerda en “Crosses“, ya que elegimos una) y el añadido de querer derramar un montón de entusiasmo en cada canción. O cómo borrar de empacho una balada y hacerla enormemente contagiosa (“24/7“). Parece que es una canción que te la sepas de memoria, y ahí está el logro que muchas veces tiene la música; su inmediatez. Ojo con “You will be mine” que planea sobre las bases de un pop eminentemente británico (la banda tiene un origen belga…) pero con la suerte de actualizar su base de datos sobre un estribillo que de clásico se vuelve cada vez que lo escuchas más y más certero. Gran canción, sin lugar a dudas. Escúchenla una y otra vez y verán, descubrirán que será su favorita del disco. Y luego pónganse de seguido “No way down” (¿mejor canción pop de 2012?… ¡si!) de The shins y brinquen de júbilo.
Pero no todo queda ahí. “Picture on a Frame” podría servir como una infecciosa muestra de talento para todos aquellos que ven en los medios tiempos una solvente diferencia para el conjunto de un disco. Y el sonido hindú de “Little Rascal” cubre de más protagonismo las bases que las letras, que son esta vez mucho más simples (“It was a funny night, I had a fun time, you’re a little rascal, feeling bittersweet“). Variedad es la palabra adecuada; imaginación la segunda.
Se nota, de todas formas, que se lo tienen todo muy estudiado y que no son unos iniciados. Se aprecia en los arreglos de los temas, salpicados de notas de piano (como en éste “Pictures on a Frame“), con riffs de guitarra que no desentonan, y con el peso justo entre la melodía fácil y la suavidad de las letras (“Strange beautiful voices, are singing in my left ear, on the outsider there is a traffic jam…”). Ese órgano revoltoso en “Get around“, acompañado por violines y piano, que rellena la canción de un jugoso tratado de pop sentido y que puede plantar cara a lo más granado de la actualidad británica…y europea si se lo propusieran.
Y la canción mejor cantada de este notable “As it ever was” es, sin lugar a dudas, “Only skin deep“, con ese deje de susurro acompañado por su divertido ritmo. Gran canción que, desgraciadamente, pasará desapercibida para todos esos seguidores de The Shins que hemos nombrado arriba.
Estudiando un poquito más a fondo la estructura de sus canciones en, por ejemplo, “End of the line” se han aprendido el “abc” de cómo unir el ritmo, las estrofas y llegar al estribillo en base a los violines, para después de éste, volver sobre la repetición sonora que da base al tema. Imaginación la segunda palabra; musicalidad la tercera.
Parece que todo lo hacen fácil y así les ha salido su quinto trabajo. Ni más ni menos que la suma de todo lo que han podido llegar a aprender. Un más que estimable trabajo para todos aquellos que gusten de disfrutar de unas canciones divertidas, inteligentes y que no cumplen otra finalidad que la de llegar a la distancia que une una buena canción con un disco muy notable. Y todo sin buscar llegar a ser la banda más mundial del universo. A escondidas, como quien mete la mano en un balde y lo saca lleno de caramelos. Sabor y buen hacer, como apuntaron Suede en uno de sus trabajos. Musicalidad la tercera palabra. Sensatez la cuarta.
Texto: Ángel Del Olmo
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