Velada de sleazy y glamour en Carabanchel con la presencia de Steven Adler, batería original de Guns N’ Roses, como máximo reclamo. La banda que iba a cerrar la noche aparece la primera, Gansos Rosas con su nuevo cantante salen enrabietados y con la distorsión a tope para ahondar en el repertorio gunner, ‘Chinese Democracy‘, ‘Ain’t It Fun‘ de los Dead Boys o la tremenda ‘Yesterdays‘ muestran una banda sólida ante temas que no son fáciles. La rabia tenía su motivo, y dedican ‘Get in the Ring‘ al “zampanabos” del road manager de Adler que obligó a cambiar el orden del cartel. Aunque no pudieron tocar canciones del Appetite for Destruction se despidieron con un tema compuesto en esa época y que por calidad podría haber entrado perfectamente en el mítico plástico, ‘You Could Be Mine‘.
La segunda actuación de la noche corre a cargo de Knockout Kaine, que parecían recién salidos de Spinal Tap, sólo que las posturas y los peinados dejaron de entretener al público en la segunda canción. Empezaron con un acelerado ‘We will rock you‘ que no les salió mal, pero continuaron con temas repletos de topicazos hardrockeros sin guitarrazos o estribillos identificables. Lo que solían hacer Mötley Crüe o Poison es más difícil de lo que pueda parecer. Correctos pero aburridos y anacrónicos, incluso en un día para la nostalgia.
Steven Adler entró en Guns N’ Roses a la vez que su gran amigo Slash, y fue protagonista directo del ascenso del grupo a finales de los 80, pero con el éxito llegaron los problemas y las disputas de poder en el seno de la banda. Cuando Steven está tan enganchado que no puede grabar en el estudio, Axl Rose decide que hay que echar al yonki del batería, gran ironía en un ambiente politoxicómano. El ambiente nunca llegó a mejorar y con los años Axl acabó librándose del resto de sus compañeros para acabar hoy, como todos sabemos, como único miembro original, girando por todo el mundo y alternando actuaciones lamentables con otras aún peores.
Se anunció que Adler’s Appetite interpretarían íntegramente Appetite For Destruction, uno de los discos más importantes de la historia del rock tanto por su calidad como por su posterior influencia en otras muchas bandas, un álbum que además no deja de ser reivindicado cada cierto tiempo. Lo cierto es que se dejaron alguna canción sin tocar, como ‘Think About You‘ o ‘Anything Goes‘, pero eso no pareció importarle a nadie y el ambiente de fiesta fue continuo.
El música más flojo de la banda es el propio Adler, técnicamente muy limitado, pero ha sabido rodearse de gente muy válida, especialmente el guitarrista Michael Thomas, que se llevaba todas las miradas con su look glam y su destreza a las seis cuerdas. Esta formación está preparando un disco y presentaron algunos temas de aire angelino y calidad desigual.
¿Los mejores momentos del concierto? creo que no hace falta ni decirlo, ‘Welcome to the Jungle‘, ‘Paradise City‘ y ‘Sweet Child O’Mine‘ son auténticas joyas y brillaron como tales. No defraudó la visita de Adler, que con 45 años y la sonrisa de un chaval en el escenario pareció disfrutar como el que más.