Noche increíble la de la Sala Boite madrileña, con dos grupos de puro progresivo, sin medias tintas, virtuosidad y extrema profesionalidad, técnica y talento a raudales sin que signifique distanciarse del público. Tanto After Crying como Kotebel no hacen música para que los espectadores salten o coreen sus temas. No. Hacen música que va directa al alma. Impresionante noche. Lástima que apenas un centenar de personas acudiera a esta cita, mientras que debería llenar estadios. En plural…
Puntuales, a las 21:45, los Kotebel de Carlos Plaza y unos geniales músicos me permitieron verles por segunda vez y me gustaron más si cabe. Genial concierto con un sonido mucho más variado, ya que cuando les vi esta primavera en Clamores basaron su actuación en el disco ‘Ouroboros‘, el cual dejó en realidad 4 de los 6 temas que interpretaron en esta nueva ocasión. También volvieron a adelantar una pieza del que será su próximo álbum, titulada ’3er movimiento’, e incluyeron ‘Hades’, del ‘Fragments of Light‘, de 2003.
Pero como nos prometió Carlos Plaza, líder y teclista principal, el sonido fue muy variado en ritmos y estilos. Más jazzístico e incluso soul, sin perder el aire que más le ha acompañado en los últimos años, el crimsoniano de ‘Elephant Talk’, ‘ConstruKction of Light‘ y los ProjeKcts. Y hay que decir que, hoy por hoy, es uno de los grupos más importantes del rock progresivo patrio. Tienen un talento impresionante y aunque sus composiciones están lejos de ser comerciales, pueden llegar perfectamente al público español de progresivo, por mucho que sea escaso y muy exigente.
Comenzaron con ‘Hades‘, de 2003, y se notó porque aportó ese aire más jazzístico que comentábamos. Todos estuvieron geniales, pero sobre todo destacó la batería de Carlos Franco, que fue el protagonista indiscutible de la noche. Después pasaron a ‘Amphisbaena‘, del disco ‘Ouroboros‘, con sus sonidos más recientes. Teclados eso sí, muy ricos en matices, sonando muy españoles, como es la tradición de este instrumento en nuestro país. Clave fueron en ello grupos de rock andaluz de los 70 como Triana, Cai, Mezquita, Alameda… entre otros. Pero también sonaron tanto Carlos como su hija Adriana a ELP, más uniéndose a Franco en duetos que parecían propios de los geniales Emerson y Palmer.
Es una música, impero, llena de talento y con mucho trabajo de ensayo y compenetración detrás, algo que a veces no se llega a valorar suficiente. Pero la complejidad de su música, sus estructuras, sus líneas rítmicas y melódicas son propias de genios de su instrumento, como son Jaime Pascual (bajo), César García Forero (guitarra) y los citados Carlos Plaza, Adriana Plaza y Carlos Franco.
Además, para quien pueda dudar de que este tipo de música no tiene atractivo en directo, sólo tiene que ver la sensación que supone escuchar a dos teclistas sobre el escenario tocando ambos líneas melódicas complejas y compenetradas. Un auténtico espectáculo. Fue por cierto, ‘Mysticae visiones‘ el tema más aplaudido, excelente y excelso, una sensación indescriptible en vivo. ‘Satyrs‘, el cuarto tema, y de su álbum ‘Ouroboros‘, volvió a ofrecernos las texturas propias de los últimos sonidos crimsonianos, oscuros, densos, pero igual de exquisitos y que exigen un alto control y capacidad de compenetración entre sus músicos. Eso al público no se le escapó.
Y como les decíamos, del concierto que será su próximo disco, llegó el ‘3er movimiento‘, con un protagonismo especial para Adriana como teclista solista, pero que fue mucho más. fue una demostración de talento del quinteto al completo, con un Jaime mágico al bajo, con una técnica a la altura de muy pocos cracks de este instrumento y una guitarra de César con personalidad infinita.
El cierre, a cargo de ‘Simurgh‘, permitió ver al mejor Carlos Franco, con tres baquetas a la batería, unos teclados más eléctricos, que sonaron más a clásicos como Tangerine Dream, Yes…- y una guitarra más envolvente, al estilo Steve Howe. Los cinco tocaban solos con sus instrumentos perfectamente compenetrados, que daban un sentido global mágico e inolvidable. Sí, hay que repetir. Kotebel ahora mismo es junto a un pequeño puñado de grupos nacionales, absolutamente imprescindible de ver cada vez que toquen en directo.
After Crying
Ahora bien, después de escuchar el magnífico show de Kotebel, uno no puede decir que vino el plato fuerte con los húngaros After Crying. Realmente eran las estrellas de la noche, pero bajo mi criterio, este tipo de conciertos es de 1+1, no de teloneros+grupo principal. Y eso que hay que hablar de otra impresionante exhibición musical. El conjunto húngaro, en formato de quinteto, estuvo formado por Zoltán Bátky (vocalista), Péter Pejtsik (cello y bajo eléctrico), Ferenc Torma (guitarras y sintetizador), Balázs Winkler (teclados, sintetizador, trompeta) y Zsolt Madai (batería y percusión), sin el también teclista Zoltán Lengyel ni el flautista Gábor Egervári.
Y sí, como les indico, algunos de ellos se encargaba de dos instrumentos a la vez, como Ferenc Torma, que tocaba a la vez su guitarra y el sintetizador y, sobre todo, un genial Balázs Winkler, que era capaz de interpretar dos líneas melódicas complejas al mismo tiempo en la trompeta, con una mano, y con el piano, con la otra… Impresionante.
También gustó mucho al público un voluntarioso Zoltán Bátky, con una voz potente e impresionante en vivo, y ante todo Péter Pejtsik, quien era capaz de maravillar e inquietar con su cello, realmente mágico. Y es que After Crying siempre ha llamado la atención por ser una banda de formación clásica con un gusto exquisito por el progresivo más complejo, como King Crimson -de hecho pasaron a la fama por versionar en directo su álbum debut de 1969-, pero no por ello ha abandonado las nuevas tecnologías en ya su importante carrera profesional. Gustan de incluir sintentizadores y en directo no renuncian, tampoco, a incluir samplers y pregabados de todo tipo como acompañamiento.
Genios del instrumento, como pasa con Kotebel, que consiguen que el público se introduzca en una atmósfera hipnótica de la que es difícil escapar y renunciar, ya que la escasa hora y media de concierto se pasó volando para los que aún estábamos secándonos la baba de la comisura de los labios. Más si en muchos temas, como es habitual en ellos, introducen pequeños extractos de piezas clásicas como el ‘Bolero de Ravel‘ o de rock clásico, estilo Supertramp.
Y ya para terminar, destacar sus cambios de estilos. Como me apuntaba Paco de ‘Los Recuerdos del Unicornio‘, fue un directo algo distinto para lo están acostumbrados. Menos temas clásicos para apostar por algunos más distintos, originales, menos tocados en concierto. En cuanto al cierre, pactado con humor con el público -la horrible manía de las ordenanzas municipales de Madrid obliga al cierre de estas salas a horas tempranas-, consistió en dos últimas piezas en apenas 10 minutos. Mirando el reloj pero no por ello renunciando a la entrega, Péter Pejtsik dejó a todos boquiabertos con su talento al cello, sacándole todo tipo de sonidos: clásica, jazz, blues… Eso y una última canción con el quinteto al pleno para finiquitar una noche de progresivo puro y duro, mágico como pocos y que no se debería perder, nunca más, un fan de esta música. Gracias a ambas bandas…
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– Ficha técnica del concierto:
Madrid, 21 de octubre 2010, Sala La Boite de Madrid.
Hora de comienzo: 21:45. | Hora de final: 00:30.
Espectadores: 100 aprox.
Teloneros: Kotebel
– Músicos Kotebel:
– Carlos Plaza: Teclados principales y percusión
– Adriana Plaza: Teclados secundarios y principales
– César García Forero: Guitarra
– Jaime Pascual: Bajo
– Carlos Franco: Batería y percusión
– Músicos After Crying:
– Zoltán Bátky: Voz
– Péter Pejtsik: Cello y bajo eléctrico
– Ferenc Torma: Guitarras y sintetizador
– Balázs Winkler: Teclados, sintetizador, trompeta
– Zsolt Madai: Batería y percusión
– Setlist concierto Kotebel:
1. Hades
2. Amphisbaena
3. Myticae Visiones
4. Satyrs
5. Concierto – 3er Movimiento
6. Simurgh
Pablo M. Beleña (Fotos: Dave Garia)www.portalesquizofrenia.com
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