Ainara LeGardon acaba de publicar nuevo álbum, otro “tour de force” de la artista en su búsqueda de una sinceridad musical que ya habíamos encontrado en sus anteriores trabajos; sigue limando asperezas y vence la dificultad que supone el enfrentarse a un trabajo difícil a la vez que apasionante, descubriéndose nuevas formas y sentimientos en cada escucha. Un logro que sólo algunas artistas en nuestro país han conseguido alcanzar. Aquí, algunas pistas sobre sus últimas experiencias musicales. Con ustedes, la espontaneidad de Ainara LeGardon, que explota por todos lados, quebrando nuestros corazones con su música.
Tercer disco y cuatro años sin pisar un estudio, además de escasas apariciones en directo: ¿Cómo se ven las cosas ahora, con el trabajo hecho, tras mucho tiempo sin conocer el contacto de tu público?
Semanas antes de que el disco estuviera disponible sentía mucha incertidumbre. No estaba muy convencida del interés que mi música pudiera suscitar después de varios años sin editar nada nuevo. Me daba cuenta de que el público ha ido cambiando, renovándose. Las caras que iba viendo en los conciertos a los que yo asistía como público no me eran familiares. Ese nuevo público tiene un perfil muy joven e igual no conoce mis trabajos anteriores, por lo que este disco supone un doble reto: no defraudar a los asiduos a mi música (ya sea en disco o en vivo), e intentar llegar a personas más jóvenes, que ya no pertenecen a mi generación y que están empezando a descubrir nueva música.
La guitarra, a lo largo de las canciones de todo tu nuevo álbum, parece acompañar melódicamente a tu voz, de forma imprescindible: ¿No entiendes tu música sin este instrumento? ¿Piensas antes en la melodía de la guitarra o en las letras a la hora de plantearte una canción?
En todos mis trabajos, el triángulo que conforma el esqueleto de las canciones tiene como vértices la voz, la guitarra y la letra. En el último disco se puede decir que me siento más cómoda expresándome con la guitarra que en otros trabajos, pero sin descuidar nunca las demás variables.
Respecto a la forma de composición, unas veces un fraseo de guitarra puede dar pie a una melodía vocal o incluso a una letra (como “I saw the light on”), y otras ocurre al contrario. También a veces sucede que los sentimientos que puede despertar en mí algo extramusical, como un libro o una película, me ayudan a completar una letra huérfana de melodía. Es el caso de “Weightless”, cuya letra llevaba dos años escrita antes de poder completar la canción.
¿Crees que la aparición de nuevas cantantes nacionales cuya base es la música folk se encuentra a la altura, en cuanto a calidad, de otros países, europeos o extranjeros?
Creo que las comparaciones son siempre odiosas y que no debemos tener complejos de inferioridad, porque lo único que conseguiremos será ponernos límite a nosotros mismos. Hay gente con talento en todas partes, igual que hay artistas sobrevalorados en todos los rincones, ya sea en Madrid o en Brooklyn.
En directo tocas, generalmente, en espacios pequeños cuyo aforo acompaña la melancolía de tus canciones. ¿Estamos, en España, preparados para acondicionar estos espacios o hay escasez de lugares para tocar en directo en condiciones?
Bueno, en realidad suelo tocar en una gran variedad de recintos, si bien es cierto que me siento mucho más cómoda en espacios íntimos que, por ejemplo, en grandes festivales.
Por mi parte, procuro elegir para tocar salas en las que me siento como en casa, con buenas condiciones acústicas y de visibilidad, y que resultan cómodas para el público. Es cierto que éstas no abundan si hablamos de aforos pequeños, pero “haberlas haylas”.
“Forgive me if I don’t come home to sleep tonight” me parece tu trabajo más personal, además del más difícil de escuchar, el más trabajado, más serio. ¿Qué opinas al respecto? ¿has sido este el fruto de todo el trabajo e influencias que has recibido a lo largo de estos años?
Yo no lo calificaría como “más serio”, ya que eso implicaría que los dos anteriores son “menos serios”, y no creo que esto sea así. Lo que sí que tengo claro es que es el disco en el que más he trabajado, más empeño he puesto y en el que he dejado más de mí misma (física y emocionalmente) de todos.
Lo que más me ha influenciado han sido las experiencias, no siempre agradables, que me ha tocado vivir en estos años.
La oscuridad de algunas canciones, como por ejemplo “Sickness”, con esos golpes de guitarra, esa voz desgarradora, los instrumentos también suenan a ruido,…me gustaría que nos contaras lo que te dicen canciones tan tristes como ésta.
No creo que “Sickness” sea una canción triste. Al menos mi intención no era la de transmitir ese sentimiento. Para mí es una canción que simboliza la lucha, la superación, el llegar a subyugar aquello que trata de oprimirte. En mi caso, la fortaleza ante la adversidad; el vencer y controlar la enfermedad, la mía y la de las personas a las que quiero.
Hay unos versos de Walt Whitman que expresan muy bien este sentimiento: “La enfermedad de uno de mis parientes, o la mía propia, o la maldad o la pérdida de dinero, o el abatimiento o la exaltación, me llegan día y noche y después se alejan, pero no son mi yo verdadero”.
¿Te consideras una luchadora, en el sentido de que produces tus discos (junto a Paco Jiménez), encargándote en decidir dónde presentar tu música, cuándo y cómo, sin ninguna atadura comercial ni de respuesta económica por ello? ¿Es la única forma de expresar, con libertad, la música en nuestro país?
No me siento una luchadora por ello, sino afortunada. No lucho contra nada, sino que sigo mi propio camino, sin pretender enarbolar banderas.
No sé si es la única manera de hacer música con libertad, pero es la que yo he elegido; sin vincularme a ninguna marca, sin dejar que otros tomen decisiones por mí y eligiendo la manera de hacer las cosas que a mí me parece la más coherente en cada momento. De esa forma me siento libre y orgullosa de lo que hago y creo que mi música refleja también esta sensación de libertad.
La música folk, ligada al rock o no, no necesita de amplios ornamentos instrumentales a la hora de presentar las canciones en directo. ¿Cómo vas a plantearte los directos ahora en adelante? ¿cambiarás los temas de alguna manera en base a la necesidad de comunicar algo más que lo que has dicho en el disco a tus seguidores?
Dependiendo de las condiciones concretas de cada concierto, el formato varía. Algunos conciertos serán en solitario, y otros en dúo o en trío. El repertorio se adapta bastante bien a cualquier vestimenta con la que cubramos las canciones. Eso sí, hay canciones que reservo únicamente para cuando voy acompañada porque requieren de otros elementos para no perder emoción.
En “The death most desired” cambias varias veces el ritmo de la canción. En “Your own dirt” lo paras y hay sonidos extraños en mitad del vacío. Veo que hay rupturas melódicas en el disco que no existían en tus anteriores álbumes: ¿te encuentras en un proceso de romper con algo anterior, de necesitar expresar varias cosas a la vez, de no aburrir, de cambiar?
Este disco supone un gran cambio y una ruptura con mis anteriores trabajos, y también con mi vida anterior. Es un intento de pasar página, de quitarme peso de encima, de avanzar. Como digo en la letra de “Weightless”: de “dar un paso hacia delante, ingrávida”.
“The third” tiene un ritmo muy a lo country-folk, emparentado con Ry Cooder en ese tono crepuscular. ¿Tus influencias provienen de un country-rock norteamericano o has recogido enseñanzas de sonidos propios juntándolas con lo escuchado en un pasado reciente?
Todo lo que escucho, lo que veo, lo que leo y lo que me sucede trato de reciclarlo convenientemente. Hacer de los desechos algo bello, convertir experiencias difíciles en canciones. Y también tomar lo bueno que me ofrecen otros artistas para encauzar las emociones que suscitan en mí sus obras, creando las mías propias.
¿Cómo hace un artista para publicar sus discos sin el apoyo de una discográfica, autoproduciéndose, pensar en dónde tocar, con qué músicos…?¿hay que decir “no” a muchas cosas?
Yo te puedo decir lo que yo hago. Sigo mi propio instinto y, como te he comentado antes, trato de mantener mi honestidad y tomar el camino más coherente con mis ideas.
Aprender a decir que no es una de las enseñanzas más importantes que me ha aportado la experiencia en el mundo de la música; enseñanza extremadamente útil y extrapolable a cualquier ámbito de la vida.
¿Cómo se plantea el futuro inmediato de Ainara LeGardon?
Ahora mismo estoy trabajando en unas bandas sonoras para una serie de minidocumentales dirigidos por Álvaro Sanz que se emitirán en la Red de Televisiones Locales de Cataluña en enero y febrero.
También he retomado un proyecto que quedó aparcado hace unos años. En septiembre del 2005, el guitarrista neoyorkino Jason Victor (Steve Wynn & The Miracle 3, Willard Grant Conspiracy) y yo, grabamos una serie de improvisaciones a dos guitarras, que se habían quedado sin ver la luz. De momento, una de estas piezas pondrá música a un capítulo de la serie documental.
En febrero me embarcaré en una gira teloneando a The Glorytellers (la banda de Geoff Farina, ex-Karate), y por supuesto seguiré presentando el nuevo disco en directo.
Texto: Ángel Del Olmo