Artista: Ainara LeGardon
Título: We Once Wished
Sello: Aloud Music
Fecha de publicación: 2011
Más información: www.winslowlab.com
Listado de canciones:
You gave me
I left
We once wished
Hughs that won’t last
Reason
I am
Thirsty
Evil eyes
Before waking up
Make it mine forever
Una vez escuchado el nuevo trabajo de Ainara LeGardon entiendo porque ha fichado por Aloud para la edición del mismo. Tras tres discos anteriores en los que parecía sumergirse en un estado de búsqueda y descubrimiento más que en la experimentación temporal, el legado folk-rock florece y se reconvierte en una seña de identidad que podría catalogarse de dark-folk. Cierto es que su nuevo trabajo descubre una asociación con su pasado, cuando era miembro de la formación bilbaína Onion, aunque las referencias solo enlazan continente, dejando el contenido dentro de una parcela más intimista.
Varias son las reseñas que comparan (inevitables comparaciones) a la cantante con Pj Harvey pero creo que eso es algo que no es del todo cierto ni le hace justicia. La música que encierran los 10 temas de We Once Wished atisba legados más lóbregos y reflexivos, aunque enfocados desde una base donde las cuerdas se convierten en contrarréplicas sonoras a la voz de la cantante y viceversa. Porque, a la sombra generada por las composiciones de Ainara se suman unas guitarras acústicas que ejercen de perfectos escuderos a lo que la artista quiere transmitir pero, sobretodo, a cómo desea hacerlo.
En el tercer corte del álbum nos encontramos con el tema que da nombre al disco, una canción de composición post-punk con esa ascendencia indie que tan bien funciona cuando sabe derivarse bien, tal es el caso. Pero no es, ni de lejos, el mejor de los temas que encierra esta inquietante obra. Es de agradecer que, cuando uno se pasa la mayor parte de su tiempo libre escuchando música, aún pueda sorprenderse con creaciones que, pese a no poder considerarse originales, son talentosas tanto en su elaboración como en su interpretación. “Thirsty” es una canción que apenas logra superar el minuto y medio de duración pero cuya estructura es tan perfecta que encuentra su comodidad dentro de la misma. Un gran tema que se convierte en un aullido sónico capaz de alcanzar el alma del oyente y que sirve de interludio perfecto a un álbum tan conjuntado que logra alcanzar el derecho del significado.
Resumiendo, nos encontramos ante un trabajo de orfebrería sonora, un disco de aquellos que despiertan en uno la reflexión existencial de porqué se siguen creando operas-rock cuando existen álbumes que te sumergen en una historia desde la primera canción hasta la última; en una historia que no deja de ser la propia .
Raül Ruiz