Artista: Alberto Montero
Título: Puerto Príncipe
Sello: BCore Disc
Fecha de publicación: 2013
Más información: http://albertomontero.bandcamp.com/
Puerto Príncipe
Noche de verano
Para nada
Hoy ayer
Manada de árboles
Olvidado Rey Monkiki
Canción del sol del mediodía
El juego del olvido
En el camino
Dentro del mar
El indeciso
Autoequilibrio
La experimentación con las diferentes disciplinas musicales ha adquirido un protagonismo de dimensiones mucho mayores a la que ya tuvo a finales de los años sesenta y durante la década de los setenta. La búsqueda de la diferenciación, las posibilidades de la técnica actual, la democratización de la world music, la necesidad de la ruptura con el denominado pop independiente… varios son los factores que llevan a los músicos más osados o inquietos a buscar una voz propia a través de la fusión de estilos y conceptos. Es dentro de esta categoría de músicos alquimistas donde podemos ubicar a Alberto Montero.
Puerto Príncipe no es solo su tercer trabajo, sino que el nombre del mismo responde al de la calle barcelonesa donde reside un artista que llamó la atención de la crítica con su segundo disco en solitario: Claroscuro (2011) Dos años después, la aparición de su último álbum hasta la fecha parece rubricar el talento de este compositor multi instrumentista que da forma a doce nuevas creaciones en las que conviven el pop, el folk, el rock, el surf, el hard-core, el jazz y el punk. Muchos ingredientes que, de no poseer el talento para combinarlos a la perfección podrían causar una indigestión sonora al oyente de rápida transformación en rechazo. Rotundamente, este no es el caso.
Entre tanta pluralidad y convivencia adaptada un término engloba y da sentido a este nuevo disco: elegancia. Una elegancia compositiva armonizada con la sutileza de la interpretación de un creador que se aleja de adornos sonoros innecesarios y pone los diferentes instrumentos al servicio del álbum y no al revés. Entre la bruma psicodélica que caracteriza al trabajo encontramos una ligera presencia de folk mediterráneo y una gran base de música tradicional latinoamericana. Tal vez, de esta fusión de culturas, resulte un trabajo repleto de desenvoltura mística y nostálgica realidad.
A pesar de tanta alabanza y recomendación no estamos ante un disco que pueda saciar el apetito de todo el mundo. El álbum se aleja de la fast music para centrarse en sonidos de independencia creativa, una opción que no lo limita a los terrenos del exclusivismo pero que hacen de él una pieza de deleite y lento paladeo sónico. En resumen, no acercarse a él con la idea de darle una oportunidad, sino con la conciencia de que si una primera escucha no capta tu atención, los matices de una segunda despertarán tu gusanillo. Y si aun así no sucede, no dudar en probar una tercera y una cuarta. Después de esto, si no te atrapa, es que tal vez no estés varado en el puerto adecuado.
Raül Ruiz / @raulrga