Ha elegido caminar… hacia lo salvaje. Como el estribillo que da título al sexto álbum, Juan Aguirre y Eva Amaral han decidido autoeditarse y caminar… hacia lo salvaje y hacerlo todo por su cuenta con Antártida, el sello propio que han montado ellos mismos. Aunque “Hacia lo salvaje” no es la novedad en este paso, pues con “Gato negro / Dragón rojo” ya se lo montaron por su cuenta, EMI básicamente era mero distribuidor.
Pero si que es cierto que “Hacia lo salvaje” se ha convertido en un punto y aparte para los chicos de Zaragoza. En primer lugar se presentan cambios en la banda. Decidieron enfocar el sonido de otro modo y darle un giro a la instrumentación, de ese modo simplifican la formación y lo llevan al mínimo común divisor. Esto es: guitarra, voz, bajo y batería. Toni Toledo, batería de Sexy Sadie se ocupa de la batería, aunque también han contado con las manos de Ezequiel Navas. Chris Taylor vuelve a repetir para quedarse de manera definitiva al mando del bajo. Y ya está. Pero hay un componente extra que forma parte del elenco en directo. Este músico no es otro que el también componente de Sexy Sadie y vocalista Jaime Gª Soriano, donde ahora se ocupará de los coros y la guitarra rítmica.
Presentados a los miembros actuales habría que hablar del sonido que recorre el LP de principio a fin. Amaral siempre han sido un grupo más cercano al rock que al pop, incluso al power pop, pese algunas excepciones, pero siempre manteniéndose arrimados a esa vertiende más dura en el caso de ‘Esperando un resplandor‘. Para empezar ya no se escuchará la característica Rickenbacker 660 de Juan Aguirre, sino que predominarán las Gibson SG, Les Paul y Gibson Chet Atkins Country Gentleman. Eso en el apartado eléctrico. En el acústico se mantienen fieles con los modelos de seis y doce cuerdas, como las Gibson J45, Martin D18 o Guild F412. Algunos pueden pensar que son cambios mínimos, pero en el brillo y agudos de muchas de las canciones del plástico se nota ese tipo de detalles. ‘Olvido‘ o ‘Montaña rusa‘ pueden ser ejemplos clarividentes que lo demuestran. De hecho, la edición deluxe contiene un segundo compacto con los doce cortes de “Hacia lo salvaje” en formato acústico. Gran parte del cambio es gracias al trabajo en la producción de Juan de Dios (Deluxe), que ha contribuido al olvido (necesario) de J.M. Rosillo.
Lógicamente, entre los riffs y rasgueos eléctricos se puede disfrutar de momentos tan maravillosos como el comienzo de ‘Riazor‘, una preciosa canción sobre el suicidio que enseña ese lado trágico en los textos del dúo. Pero más allá de la técnica están las letras. Como se acaba de mentar, la tragedia en algunas de las letras son parte importante del decorado sonoro de algunas de las canciones, siguiendo la estela de anteriores composiciones tales como ‘Concorde‘ o ‘El artista del alambre‘. Los chicos se mueven a la perfección dentro de ese campo y de eso no quepa duda cuando -aparte de ‘Riazor‘- corren ‘Robin Hood‘ y ‘Cuando suba la marea‘, dejando el aire atenuado de silencio. Y es que la letra de esta última lo dice todo:
«Y ahora sé que nunca he sido tu princesa. Que no es azul la sangre de mis venas. Y ahora sé que el día que yo me muera me tumbaré sobre la arena y que me lleve lejos cuando suba la marea».
Y francamente, no le sobra ni una sola canción a este excelente último trabajo de Amaral. Las más enérgicas son las bases para que el resto de temas destaquen por igual, aunque siempre haya favoritas. ‘Antártida‘, inspirada en la superación, pero bajo el disfraz de Carol Anne Freeling, la inquietante niña protagonista de “Poltergeist“, convirte así a este corte en otra pieza clave del engranaje que se encuentra entre las mejores del disco. ¿Y qué se puede decir del single ‘Hacia lo salvaje‘? Una llamada a la naturaleza con ritmos casi tribales. ‘Si las calles pudieran hablar‘ es otra de esas letras de personajes en la búsqueda, recordando ligeramente al éxito perpetrado en “Estrella de mar“, titulado ‘No sabe dónde va‘. La canción más oscura corresponde a ‘Como un martillo en la pared‘, de rasgueo constante y crudeza en la letra que va directa a la entrepierna política.
¡Y mucha atención a los coros de Eva Amaral! Se cuelan en casi todos los recovecos si aparecen ‘Van como locos‘ y ‘Hoy es el principio del final‘.
Es, como dicen, el disco de Amaral menos Amaral. Puede ser complicado de digerir para algunos, pero es, de largo, lo mejor que han podido hacer en toda su carrera. Han sabido hacer lo que han querido, lo que las cabezas y el cuerpo les pedía, logrando un grandioso trabajo que ya ha alcanzado el disco de oro.
Texto: Charly Hernández