La península escandinava y alrededores ha dado desde los 90 una buena cantidad de bandas de rock. The Hellacopters, Gluecifer, Turbonegro y compañía dirigieron la mirada de todo el que tenía oído hacia aquella gélida región. Pero la cosa no quedó ahí y un poco más tarde hemos tenido la suerte de presenciar la llegada de otro buen puñado de bandas en un tono más duro que las anteriores: Witchcraft, Graveyard, Grand Magus y unas cuantas más. Pues bien, Backdraft se encuentran a medio camino entre unos y otros. Con un sonido más hard-rock que los primeros pero con una actitud más punk que los segundos. Eso sí, barbacas y muchas horas de escucha de los primeros trabajos de ZZ Top como señas de identidad. Buscar un mayor detalle en la descripción de su sonido sería casi como faltar a su esencia, porque This Heaven Goes to Eleven bebe de aquella época en la que no había diferencias entre escuchar Lynyrd Skynyrd, Motörhead, Nazareth o Mountain… porque todo era rock y punto.
El riff que da comienzo al álbum —con Idiot– es simple pero efectivo, aunque lo que más vuelve a destacar es la voz de Jonas Ã…hlén, un tipo que parece llegado directamente desde los setenta. Yesterdays & Tomorrows aporta un estribillo concebido para corear. No Love es quizá la que suena más moderna de todas, pero mantiene un toque desenfrenado y divertido. On the Flipside comienza con un bajo dominante para terminar con unas guitarras dobladas al más puro estilo Thin Lizzy. The King of Diesel es de esas que pasan desapercibidas en un primer momento pero que van ganando terreno en sucesivas escuchas. Uno de los temas más enérgicos y adictivos. Pero los temas que destacan por encima del resto del disco son E.C.G.T Blues, rock sureño desbordado; la más pausada Wheel of No Fortune, con unos elegantes slides; y la que cierra el álbum: Out of Here. Ésta, probablemente la más interesante debido a que se sale un poco de los cánones a los que estos suecos nos tienen habituados.
This Heaven Goes To Eleven no supone un avance sustancial con respecto a sus dos anteriores entregas y la verdad es que Backdraft siguen sin dar el salto de calidad que otros muchos de sus compatriotas dieron hace años. No son los mejores sin duda, pero su trabajo es efectivo y si hay algo que tiene -y en cantidad- este trabajo es diversión. Rock sureño potente —casi stoner a veces- con muchas ganas de juerga. Eso es todo.
Backdraft — This One Goes To Eleven en Spotify
Texto: Juan Manuel Vilches
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