Berri Txarrak visitaba Madrid y eso es sinónimo de buena entrada. De hecho el trío navarro puso el cartel de no hay entradas tres días antes del concierto en la Joy Eslava. Venían a presentar su último trabajo, el más arriesgado hasta la fecha, “Denbora da polígrafo bakarra“, con el que celebraban su vigésimo aniversario y han apostado por hacerlo de una forma diferente a como nos tienen acostumbrados.
Antes de salir al escenario, la banda madrileña Biznaga fue la encargada de abrir el concierto. Punk, con algunos tintes de rock transguesor, son las claves de este grupos, que lo acompaña todo con grandes letras. Buenos riffs de guitarra, con un sonido potente de la batería, son las notas predominantes en una banda que ofrece un directo lleno de energía.
Pero la noche tenía unos claros protagonistas, Gorka, David y Galder. Con su entrada al escenario, comenzaron a desgranar uno a uno los temas de su último disco, ofreciendo un set bastante completo, con alguna que otra sorpresa al final.
Entre las canciones que componen “Denbora da polígrafo bakarra” (20 canciones que conmemoran sus 20 años) se coló “Oihu“, pedida desde el público a gritos. Muchos pueden criticar que el concierto se centrase única y exclusivamente en su último trabajo, pero no estaba todo dicho. Cerrando su actuación con el tema que da nombre al disco.
Con un Gorka que se dejaba la voz en cada uno de los temas, David que no paraba de mover la cabeza al compás que descargaba sus dedos sobre las cuerdas de su bajo y Galder que no cesaba de golpear los parches de su batería de forma contundente, la banda tocó el disco al completo y dejó el escenario al grito de “otra, otra” por parte del público.
Pero minutos después volvieron a salir al escenario, esta vez con un nuevo setlist, fue el turno de temas como “Stereo” (donde el público no paró de corear y bailar el estribillo), “Ikasten” o “Oreka“, en la que le hicieron un guiño a la banda Foals con “My number“. Tras un buen rato sobre el escenario, a Galder se le notaba que estaba hecho polvo de darle al bombo, Gorka se quedó solo sobre el escenario y a la vez que le deseaba un feliz cumpleaños comenzó a tocar los primeros acordes de “Redemption Song”, de Bob Marley en lo que habría sido su 70 cumpleaños. El momento mágico de la noche, ver como todo el público estaba callado escuchando a Gorka y su guitarra desgranar uno de los mejores temas del mejor cantante reagge de la historia, al menos para el que suscribe estas líneas, con un foco de luz iluminando al verdadero protagonista del momento, fue impresionante.
Tras ello comenzó la traca final, agradecimientos al público, y cerrando su actuación, como viene siendo tradición en el trío, con “Denak ez du balio“, donde la sala terminó de venirse abajo, con todos los asistentes pegando botes y con la sensación de haber vivido una gran noche.
Con esto pusieron punto y final a un actuación a la que a los amantes de la banda desde hace años nos hicieron sentir mucho más felices al saltar al escenario por segunda vez. Es normal que una banda con nuevo disco presente su trabajo y lo toque en directo, pero los de la vieja escuela echamos de menos esos temas míticos de la banda.
Fotos y texto: Héctor Vila
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