Quinto disco de Blood Red Throne, tercero para Earache Records y, como bien dice su guitarrista Tchort en la entrevista que le hemos realizado en este mismo blog, es sin duda el disco más compacto que han grabado hasta la actualidad.

A la perfección en el apartado de producción, a cargo de Valle Adzic, quien, con su experiencia parece haber encontrado la fórmula mágica para hacerles sonar con una brillante nitidez a pesar de lo abrupto de la propuesta, se une la eficacia de todos los elementos de la banda, funcionando como una engrasada máquina capaz de producir avalanchas de desbordante energía, desde el mismo inicio con “The Light, The Hate”, hasta el final con “Ten Steps Of Purgatory”, una composición diferente al resto, con distintos desarrollos y algo de experimentación, que abre nuevas posibilidades al sonido de los noruegos.

Souls Of Damnation, no difiere excesivamente de sus predecesores pero sí apuesta por la inclusión de algunas partes algo más melódicas sin desvirtuar para nada sus habituales esquemas agresivos, como “Human Fraud” y “Not Turgejev, But Close”, que aportan injertos melódicos encajados de forma eficiente.

Estamos ante un álbum de death metal de corrosivas guitarras que emiten riffs demoledores apoyados en una dinámica rítmica contundente y en la vocalización visceral de Vald, con sus registros graves que pueden mutar en un instante en tonalidades histéricas como en el caso de “Demand” o “Throne Of Damnation”, otra canción con pequeños brotes melódicos.

La resolutiva eficacia en la parte técnica también deja su huella en “Your Cold Flesh”, donde el bajo a cargo de Erlend Caspersen tiene su parte de protagonismo. Tampoco se puede obviar el excelente trabajo de batería, con un Anders Haave incansable, absolutamente arrollador en temas como “Harme”, por poner un ejemplo representativo.

Pero, ante todo, este es un trabajo dominado por las guitarras; tanto Dod como Tchort, los dos miembros fndadores de Blood Red Throne, se despachan con gusto esparciendo resonancias de sólida consistencia y frenética recurrencia.

En definitiva un álbum extremadamente denso, ejecutado con milimétrica precisión y que derrocha contundencia. Todo un mecanismo pensado para machacar neuronas sin contemplación, solo apto para tímpanos resistentes.

 

 

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CRITICA REALIZADA POR LOCKY PEREZ