En Madrid no hay salas para Blue Rodeo. No hay un saloon al estilo western del siglo XXI donde escuchar y bailar, sobre todo bailar, el country rock que nació en canadá y que lleva más de 25 años enseñándole al resto del mundo como dar cada nota más firme que la anterior.
La presentación en Madrid (8 de octubre de 2010, Teatro Lara) de The Things We Left Behind fue una muestra de como una banda con su trayectoria si hace las cosas bien, no tiene porqué estar arrepentida de nada de lo que deja atrás. Y así, junto a temas de esa última joya que firma la banda de Jim Cuddy y Greg Keelor, sonaron los clásicos que a sus fieles (en el sentido más emocional de la palabra) les llegan al corazón, a la memoria y a los pies. Muestra de ello es que más de la mitad de las canciones de este concierto están ya colgadas en Youtube…
Con especial curiosidad, y cierta decepción, el público de Madrid esperaba ver cómo Blue Rodeo resolvía la ausencia de Keelor (baja en los conciertos en España por problemas en un oído). Pero la verdad es que Jim Cuddy tiene el talento y el encanto suficiente para arrastrar tras él todas las miradas. El suplente, Luke Doucet y su mágica guitarra blanca, se ha acoplado a la perfección en lo musical (no tanto en lo vocal, donde se sigue echando de menos a Keelor, que para eso lleva 25 años en la banda…). Blue Rodeo son como la selección nacional de Canadá, en cuanto a música country rock se refiere, son la mezcla perfecta de nuevos talentos y experiencia.
Uno espera a una banda mítica siempre con cierta ilusión (de algo les vendrá la fama) y con cierto escepticismo (tocarán una hora y se irán sin mirar atrás), pero la banda que en esta ocasión capitaneaban Jim y el ex Wilco Bob Egan, supo gestionar la hora y media de directo a la perfección. Muestra de ello es que cupieron dos bises en ese tiempo.
Y eso podría ser como recompensa a la hora de retraso, porque estaban cómodos, o porque Cuddy precisamente no dejó de piropear la capital, donde su hija es profesora de inglés, y parece sentirse .
La puesta en escena de estos canadienses en la mezcla perfecta de empatía y profesionalidad. Canciones como ‘Try‘, ‘Candice‘ o ‘Photograph‘, no sólo pasan el filtro del directo al mejor nivel sino que además, ganan la potencia de una banda de ejecución militar, apabullante.
No sobra una nota, no hay barroquismo, todo es como debe de ser y resulta perfecto, incluso cuando hablamos de los espectaculares solos de piano o guitarra como los de ‘One More Nigth‘.
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