Hablar de Brighton 64 es hablar de la historia mod estatal. Ellos fueron la esencia rythm’n’blues de Barcelona durante la década de los 80 y, ahora, más de treinta años después, se han convertido en la referencia musical para numerosas formaciones de pop-rock actuales. Mientras Madrid disfrutaba de la archiconocida Movida Madrileña, este cuarteto se daba a conocer en el mercado discográfico con Barcelona Blues, un primer EP con el que los hermanos Gil sembraban su particular semilla en los anales de la música española.

Esta vez va en serio significa el regreso de la mítica formación, un regreso más significativo que oficial pues, de irse, nunca se ha ido del todo. Eso sí, la suya ha sido una permanencia basada en el recuerdo y en los éxitos, una sucesión de reuniones de amigos e incondicionales que celebraban una y otra vez la rememoración en directo de clásicos cómo “La casa de la bomba“, “Bola y cadena” o “El mejor cocktail“. Con un título cómo el de este nuevo larga duración, el grupo parece determinado a marcar un punto y seguido en su carrera reafirmando su regreso de una manera auténtica y con determinación.

Una vez hechas las presentaciones es cuando surgen las preguntas: ¿Era realmente necesario? ¿Sigue siendo una banda vigente? ¿Mantiene su frescura? ¿Está el disco a la altura de las expectativas? No. Sí. Mantiene parte de su identidad. Supongo que no si las tenías. Para los lectores más escépticos, vaya por delante que un servidor es un devoto de la formación y que todavía sigo quemando sus rayados vinilos en mi tocadiscos. Tal vez sea por eso que tengo tan recientes sus grabaciones y que no puedo evitar realizar ciertas comparaciones entre los álbumes de antaño y su flamante estreno. Cierto es que no puedo hablar de decepción aunque sí que esperaba que Ricky decidiese reavivar parte de aquella agresividad desdibujada bajo una voz rota, mientras las cuerdas convivían entre la armonía pop y una rabiosa contundencia. Pero no ha sido así…

El álbum se nos presenta bajo una formulación de brit-rock con con toques de soul; una recurrencia a una clásica forma que sí era de esperar. Tal vez, y es aquí dónde viene el punto de in(re)flexión, las canciones sobreviven bajo un marco de pop edulcorado que dista, en tiempo y en concepto, de las composiciones a las que el legado de la banda nos tenía acostumbrados. Muchos fuegos de artificio pero en los que predomina la luminosidad en detrimento de la explosión final. Una elección que parece predestinar el disco a un ostracismo discográfico poco más allá de la gira de presentación de rigor. Por mi admiración al grupo y por su contribución a la música, espero que el tiempo me corrija y entierre mis palabras con hechos lapidatorios.