Con su nuevo trabajo Canteca de Macao resiste el embate de la crisis y se consolida prácticamente como la referencia de una nueva generación. Nunca es tarde (Kasba music) define definitivamente los dos universos, el flamenco por un lado con Lo más bello, Fuente de Plata, donde la voz de Anita se desenvuelve cada vez mejor, y el panamericano por otro, con la cumbia de Nunca es tarde, Perdío o Chacarera. Un trabajo que ya se mostraba incipiente en su anterior Agua pa’ la Tierra (09): “Ese fue un disco que hicimos con mucha ilusión. Creo que era el paso previo al sonido que hemos conseguido con este, creo que ha habido una evolución muy natural hasta llegar aquí. Sí es cierto que haciendo comparativa con el disco que acabamos de grabar es escandalosa la diferencia a nivel musical y luego ha sido un disco que ha surgido en un momento muy especial porque estábamos en un momento de encrucijada, de cambio total“, dice la propia Anita, nuestra interlocutora.
Y el resultado es que se quitan los corsés en su parte más latina, sin duda, definiendo la pureza del lenguaje: “Hemos intentado definir el sonido de este disco, y es cierto que se define por uno latino. De hecho los nuevos miembros tienen un combo de salsa. Hay mucho interés con los cantes de ida y vuelta, versionar canciones de allí y viceversa. Cantar el Nunca es tarde ante público latino respetando mucho la raíz, pero haciéndolo a nuestra manera, con la guitarra rumbera de Chiki, nos encanta. Curiosamente, todo fluye entre nosotros. Es alucinante cómo nos gustan los arreglos de cada uno, y cómo se saca rendimiento de todo si hay dos puntos diferentes“.
De ahí viene el disco, de Nunca es tarde: “Todos tenemos nuestro nunca es tarde, siempre se puede cmabiar. A nosotros nos pilló en un momento de cambio bestial, de compañía, de management, de hacer las cosas y era esa referencia a ese cambio que queríamos hacer desde hacía tiempo, trabajando como en los orígenes pero con más experiencia“, y es que vuelven a la autogestión, aunque Kasba se encargue de distribuirlo. Lo produjeron por una vía de crowfunding, y consiguieron unos 23.000 € que no son tanto como parece: “En el fondo dan para muy poco, para la grabación, fabricación de las copias, diseño del arte, masterización y poco más. Nosotros hemos tenido que poner bastante más“, nos comenta mientras habla de la relación con los mecenas (público) y si esto es el futuro: “No lo sé, nosotros hemos tenido la suerte que la gente ha apoyado nuestro proyecto porque es nuestro. No sé en qué punto estamos, creo que en el natural, hacemos todo por ellos“.
Aunque sean los hijos ilustres de su generación los que gozan del mayor beneplácito, no se ven punta de lanza de ningún otro grupo ni escena: “No, no nos sentimos representantes de nada, nos sentimos representantes de nuestra música. Ni tenemos la sensación de estar arriba, sabemos que la gente nos conoce pero cada paso que damos supone un esfuerzo enorme, aún estamos en una época de transición. La música tiene un poder importante pero pienso que ser estandarte de algo, creo que, cuanto menos, es arriesgado. Tampoco sé si la gente está dispuesta a aceptar referentes en la época en la que estamos. Lo importante para nosotros es ser coherente y cada decisión en Canteca de Macao, es la decisión de un colectivo“.