Albertucho se ha convertido en marinero para dar a luz al primer disco de su nueva etapa, ‘Capitán Cobarde’. Alberto Romero se despoja así de etiquetas, trayectoria y de su modus operandi habitual para ofrecernos unas construcciones musicales meditadas, maduras y deliciosamente efectivas. El rockero ya curtido en mil batallas se ha quitado la careta para ofrecerse por completo en 12 nuevas canciones.
El artista se ha pasado al bando del nuevo revival del folk americano. Y sus compañeros de viaje suenan a la ciudad de Kentucky, a los Waterboys y a The Pogues, a una reminiscencia de los Hackensaw Boys. Ha abandonado los caminos del rock estatal de etiqueta para lanzarse a sí mismo a un mar de influencias y decisiones arriesgadas. Sin salvavidas, con un abanico de sonidos acústicos y delicados que convierten al canalla Alberto Romero en un músico más cercano.
El resultado es una brillante gama de positivismo folk, tan cercano como su sonido ya reconocible y tan lejano como el nombre de Bob Dylan que resuena en el eco de sus ritmos. ‘Capitán Cobarde’ suena a América pronunciada con acento castizo, y destila un talento característico en la voz de uno de los nombres más conocidos de nuestra música urbana.
Alberto Romero se enfrenta así a su primer trabajo en directo, sin construcciones aledañas, sin pretensiones, armado con un vitalismo salvajemente sincero y real. Cara a cara, en un terreno peligroso del que sale victorioso. Afronta sin ningún miedo vertiginosos cambios de ritmo, unas texturas suaves y una densidad ligera que deja muy al descubierto la voz y el sentimiento del artista.
‘Capitán Cobarde’ es una declaración de intenciones, una pequeña joya en la que cada colaboración es un ideario en forma de música y voces compartidas. La influencia de esa emotividad visceral de La Maravillosa Orquesta del Aclohol es evidente, y destila su sonido prácticamente hermano en ‘El Marinero’. Imaginería, acordes y un dolor reconocible harían jurar que la canción podría haber surgido perfectamente de su último trabajo, ‘PRMVR’. El tracklist se sucede en una colección de influencias cuidadosamente manejadas, en las que cada arreglo para haber sido fruto de una lenta reflexión. En ‘Deja de Mandar’ llegamos incluso a la antigua Nueva Orleans, con un deje de jazz auténtico que hace de la introducción una auténtica y alegre delicia.
Capitán Cobarde es renovación, es ponerle sentimiento a un telón de fondo de alegre música de raíz. Prepárense para embarcar en el primer trabajo de este pirata para no volver jamás. Porque el Capitán Cobarde no hace prisioneros, y mucho nos tememos que Albertucho ya no va a volver.