Como muchos artistas y consagradas voces portuguesas, Carmen Souza también es de ascendencia procedente de Cabo Verde —asentada en Londres para la prensa extranjera-, y suele ser tanto motivo de interés como de previo conocimiento de lo que vamos a escuchar. Porque desde Cabo Verde hace años que se ha exportado un sonido muy reconocible del que Portugal ha ejercido como mecenas y, en ocasiones, de beneficiario. Probablemente, la mayor exponente del sonido de Cabo Verde sea la enorme Cesaria Évora, de cuyo cásico “Sodade” Souza incluye una peculiar versión en este Protegid. Con un tempo más lento y con un ambiente casi tenebroso la voz de la señorita Souza y un lejano piano consiguen al menos una cadencia diferente a la original. Se aprecia el esfuerzo.
Con este tercer álbum en la corta carrera de Carmen Souza se nota la inversión. Un sonido limpio, en el que las percusiones casi siempre encuentran su lugar por encima del manto jazzístico, y unos músicos experimentados, en el que se palpa la intencionalidad latente. Sirva como ejemplo la pertinente y oportuna comparación con la gran diva del jazz Billie Holiday en diversos medios. Temas como “Afri Ká” o “Kem ê Bô” dan cuenta de un sonido plagado de guiños —no puede tildárseles de otra forma- a ritmos africanos y a un soft jazz de sofá acompañados de melodías vocales con su punto justo de fraseo pegadizo.
Carmen Souza parece erigirse como la penúltima voz negra caboverdiana a exportar, como lo fue hace pocos años Mayra Andrade. Interesante como forma de ver por dónde discurren los cauces actuales de una parte de la world music. Para cualquier otro acercamiento a los sonidos caboverdianos: Cesaria Évora.
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Texto: Juan Manuel Vilches