Cuando aparecí en la sala Heineken había cola para entrar, pequeña, pero que avanzaba muy lentamente (me sentía como a las tres de la mañana a la entrada de una discoteca), creyendo que al entrar iba a haber una escandalosa multitud. Craso error, a pocos minutos de empezar el concierto el foso estaba casi vacio […]