Hace un par de años este inglés, aunque afincado en París, nos dejó gratamente sorprendidos a muchos con un álbum — Hobo– que conseguía aunar folk, rock, pop, funk, soul en una mezcla muy personal y accesible, pero alejada del producto manufacturado de consumir y tirar. Hobo era un trabajo muy completo, con letras poco convencionales y unas composiciones que sonaban igual de bien con la única compañía de una guitarra y su voz.
Running Still suena mucho más pop que su anterior trabajo. Y hay de todo: desde fallidos intentos como Speak To Me o Rockin’ in the Suburbs hasta algunas más entretenidas como Until You’re Satisfied y otras mucho más conseguidas como Wild Ones y la muy pegadiza Hello Alone. Esta última es la que es la que abre este disco y la elegida como primer single y, aunque no tiene la fuerza de Like a Hobo o In Your Hands, tiene ese optimismo tranquilo tan del gusto gente como Jack Johnson o Xavier Rudd. Una de las sorpresas más agradables es The Great Conversation, con un punto a lo Sgt. Pepper’s muy curioso. También hay espacio para los momentos más lentos, con She Went Quietly y Lift Me Gently, muy en la línea de I Love Your Smile.
El álbum tiene toda la intención de pegar el salto a la primera línea del pop europeo y, al menos, unas pocas melodías aporta. Pero parece que los halagos —merecidos- hacia su voz han hecho que Charlie Winston se olvide de su capacidad para elaborar con lo mínimo unas estupendas guitarras, que es uno de sus puntos más interesantes. No encontramos ahora casi nada de esa mano derecha que tan bien se desplegaba en temas como Like a Hobo ni los sugerentes pianos de My Life as a Duck. Su trabajo anterior no es que tuviera mucho más buenos temas que este. Es sólo que ya no cuenta con el factor sorpresa y el mayor acierto de este Running Still son esos pocos cortes que consiguen llevarnos de vuelta a Hobo.
Texto: Juan Manuel Vilches