Ahora que en pocos meses se estrenará en los cines españoles el biopic de The Runaways, banda pionera de rock integrada solo por mujeres cuya corta trayectoria discurrió de forma bastante ajetreada entre 1975 y 1979, es un buen momento para recordar uno de sus mayores éxitos, “Cherrie Bomb”, perteneciente a su álbum debut homónimo de 1976. De su formación más representativa, surgieron dos importantes nombre que continuaron sus carreras una vez desintegrada la banda, por un lado Joan Jet que, con su banda The Blackhearts, mantuvo de alguna forma el espíritu musical de The Runaways, y Lita Ford, que encauzó sus pasos hacia el heavy metal. El resto de componentes, Cherie Currie (voz), Jackie Fox (bajo) y Sandy West (batería), así como quienes pasaron por la banda después, no tuvieron la relevancia de sus colegas guitarristas en su posterior carrera artística. Sin embargo, como conjunto, The Runaways fueron todo un fenómeno mediato en la década de los 70 con presentaciones, tanto en América como por diversos países de Europa y Japón, país donde se convirtieron en ídolos de la juventud nipona.