Con todavía cuatro miembros fundadores entre sus filas —el ya nombrado Pankow, Robert Lamm, Lee Loughnane y Walter Parazaider—, y una formación que se completa con instrumentistas de muy alto nivel, Chicago aseguró desde un principio ese viaje esperado por cuarenta años de trayectoria oficial. Cierto es que no fuimos pocos los que, sabiendo de sus aciertos radiofónicos más accesibles, preferíamos un evento centrado en su cara más jazz fusión, la de sus primeros nueve redondos. Y no nos defraudaron. Es comprensible que existiese espacio para ‘If You Leave Me Now‘ —antes de la cual comentaron a manera de curiosidad el primordial valor comercial que le ofreció a un LP como Chicago X— o ‘Baby, What A Big Suprise‘ —preciosamente melódica y de estructura estudiada para la adicción instantánea—, pero el combo buscó desde su arranque el golpe sónico que se apoya en esa sección de metales con cuerpo de trío que sigue siendo una de las más valoradas de las música norteamericana. Los instrumentos de viento que cobran vida con cada soplido de Parazaider, Loughnane y Pankow —”las caderas” de la citada sección, como le presentaron, pues James no para ni un momento de bailarse todo lo que le echen mientras mueve emocionado su trombón— arrebataron ya desde la ejecución magistral de ‘To Be Free/Now More Than Ever‘.
De aquellos finales de los 60 e inicios de nueva década estaban ‘Beginnings‘, ’25 Or 6 To 4‘ o ‘Saturday In The Park‘ —puro hippismo pop—, por citar tres; canciones que sonaron muy fieles a su versión en vinilo, aunque con el extra de bravura y sentimiento que una formación como Chicago sabe darle a sus apariciones sobre cualquier tarima. Aun así, fueron respetuosos con todos los tipos de acólitos a sus diversas encarnaciones, por lo que piezas como ‘Along Comes A Woman‘ o el éxito disco ‘Street Player‘ no desentonaron, haciendo sólo fluctuar los tempos en una excitante montaña rusa.
Aunque para momentos dignos de quedar enmarcados o ser capturados por una virtual instantánea de la memoria, ahí quedó ‘I’m A Man‘. Aquel tema que compuso Steve Winwood y Jimmy Miller para el Spencer Davis Group y que dos años después de su edición, ya en 1969, Chicago repasaría para su LP de presentación Chicago Transit Authority. Actualmente le dan un plus de valor a la parte rítmica —por si no fuese suficiente lo que ya traía en sus primeros balbuceos sesentas—, a la espina dorsal de la pieza, todo gracias a los añadidos del percusionista Drew Hester. Este instrumentista se complementa sin fracturas con las baquetas del baterista Tris Imboden y, en el ecuador de la pieza, supieron extender de manera la mar de entretenida el solo original que hasta su separación de la banda hacía el baterista Danny Seraphine.
Lo que se aplaudió como muestra de principios y valor fue la iniciativa de ejecutar ‘Hard To Say I’m Sorry‘ a la manera primigenia en la que se mostraba cual quinto corte del disco Chicago 16; es decir, enlazándola con la adrenalina que despide la apabullante ‘Get Away‘. Dicha creación, que en su original sólo queda cual coletazo de un minuto tras la canción nodriza, aquí estalló con un aire retro setentas electrizante —la grabación es del 82—, a la par que más extendida en tiempo. Loable el no jugar sobre seguro mostrando únicamente la tonada en su versión como single para fórmulas de la FM. Un ejemplo más del estilo y la autoestima que atesora esta gran agrupación.
Texto: Sergio Guillén. Fotos: África Paredes
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