Nadie podría negar que tuviera ganas de escuchar en directo uno de los discos de la temporada. La bien querida defendía su “Romancero” en Madrid y con Serpentina medirían una noche protagonizada por la representación de unos dibujos entintados por la sencillez de las letras; hablando de lo cotidiano y rellenando unas canciones plagadas de suaves melodías, de pareados que hablan de universos de amores perdidos y paisajes donde reinan las mujeres, como figuras predominantes de una escena musical que les debe mucho. Porque hay una cuadrilla de solistas que están dando mucho que hablar en la escena musical española con grandes discos bajo el brazo. Los demás escuchamos a su sombra y atentos, impresionados por la calidad de sus trabajos. Y sólo nos queda aplaudir a rabiar los regalos que nos están proporcionando.
Serpentina eran los encargados de abrir la noche rasgando las paredes de la Sala El Sol con sus pinturas de colores; dibujando cuadros oníricos de sueños, tiempos e historias de amores reservados a la cautela de un tiempo que parece pasado, marcado por el recuerdo de la espontaneidad de sus mensajes. Todo ello, obsequiado por la voz de una estupenda María Tamarit, vocalizando con matemática precisión unas frases que caminan por paisajes evocadores de países lejanos (“Acapulco“) y romances que fluctúan en el tiempo (“Un ratito“). Su hermano Paco le acompaña a la guitarra, para sombrear esos “mil dibujos animados“,vagando por cuentos que, a veces, se convierten en algo más perverso, como ocurre en ese guiño a película La semilla del diablo, amplificada en “Rose Marie“, ó el despecho de “El apartamento“.
El público no ayudó a terminar de crear ese espacio de cuento ambivalente. El momento fue el adecuado, el espacio quizá no; pero pusieron empeño y su simpatía ayudó a enfatizar la entrega que pusieron en obsequiarnos con sus canciones. Con una guitarra y una maravillosa voz se pueden hacer cosas así de entrañables y cercanas.
Tras ellos, La bien querida,(en la foto), armados con “Romancero“, saltaron al escenario a demostrar que lo del disco de la bilbaína no es un espejismo que rima con Vainica Doble por intuición sino con precisión. Clavaron su disco en el directo, ni más ni menos. Abriendo con “Ya no” para seguir con “Los estados generales“. Sin sorpresas. A la tercera, atacan donde más duele con “Corpus Christi“, una de las tres mejores canciones del disco. Tras ella “Bendita“, ese despecho-pop que, en unos segundos deja las cosas claras: los acertados arreglos del hombre que tenía a la derecha en el concierto: David Rodríguez, que hace las veces del ausente y brillante Joe Crepúsculo en “A.D.N“. Pisa las huellas de Sr. Chinarro dignamente con “El zoo absoluto” porque sabe que está amparada por un equipo de músicos que sostienen con pericia lo mostrado en el álbum. Ay esos primeros acordes de “7 medidas de seguridad” cómo recuerdan a nuestras añoradísimas Vainica Doble y que bien lo transforma en el aflamencado final, cantando eso tan maravilloso de “Virgen de La Cueva por favor, que ahora no llueva“. Y se queda tan ancha. Después, con esa verdad revuelta por toda la Sala, hace elevar las palmas de todos sus seguidores con la monumental “De momento abril“, con un estribillo que se pega hacia el infinito de una de las cumbres musicales de este año. Regala en su bis, una canción que no aparece en su disco (“Hoy“) y cambia el baile por el rock en “9.6“, llegando casi a recordar a Astrud.
Igual a La bien querida les falte soltura en el directo, el tiempo lo dirá. Pero, con ese puñado de canciones y esos músicos, podrán hacer lo que quieran en un futuro muy próximo. Nosotros, de mientras, seguiremos paseando por Madrid, diciendo que no podemos estar sin ti….
Texto y fotografía: Ángel Del Olmo