La intimista actuación de Steve Earle en Madrid fue un tributo en toda regla a su admirado Townes Van Zandt, no sólo por el hecho de que casi la mitad del repertorio que tocó fuese de su ídolo, tampoco por estar presentando su disco de tributo “Townes“. Más bien fue que Steve invocó a Townes y este se apareció transmutado en esa imagen de camionero y ex-presidiario que luce el bueno de Earle.
En un concierto acústico como este Steve buscó la complicidad con el público a base de historias entre canción y canción, gracias a esas historias fuimos recreando la tremenda personalidad de Van Zandt, un tipo que le recomendó la lectura de “Guerra y paz” sin habérselo leído él mismo porque creía que le iba a gustar. Para que no hubiese nadie que no le prestase atención, Steve utilizó su intimidatoria imagen para echarle un tremendo rapapolvo a uno de los asistentes “por hablar demasiado“. Por si había algún despistado quedo claro que lo mejor era hacer caso a un tipo que pasó un tiempo a la sombra por sus problemas con las drogas.
Este episodio lo recordó al comienzo del “Pancho and lefty” de Van Zandt, dijo que era la primera canción que grabó para el disco y nos recomendó que si alguna vez terminábamos en prisión lo que había que hacer el primer día era buscar al tipo más grande que encontrásemos y noquearle, puede resultar difícil pero gracias a esto podremos conservar nuestra radio y escuchar canciones como “I ain´t ever satisfied” una de las canciones que coreó todo el respetable de la Joy.
El concierto tuvo varios momentos mágicos pero aun así se echó de menos la presencia de una banda para que Steve desplegase todo su potencial. Esto no quita para que Earle sea una de las pocas personas capaces de realizar un concierto de casi dos horas completamente acústico sin que la gente comience a bostezar.
Además el mejor blues y el mejor country siempre se saborean mejor con una guitarra acústica, una voz sureña cien por cien y una actitud que dajaría noqueados a los tipos más duros de cualquier prisión de Texas.
Para el final dejó la versión de Tom Waits “Way down in the hole” que versioneó para la serie “The Wire“, donde también tenía un pequeño papel secundario, y una de sus canciones más importantes “Copperhead road“, un himno en el que su voz rasgada volvió a invocar el fantasma de Townes Van Zandt, el protagonista indirecto de la velada.
Sergio Ariza