Explosión Termonuclear en Madrid
Un comienzo de gira y un disco intimista hacían prever que el concierto de Coque Malla presentando su Termonuclear fuera menos vibrante de lo que resultó ser. Demostró que los prejuicios son una pérdida de tiempo al acercarse al directo de este artista y su último trabajo.
En el foso de la sala madrileña, un público, en su mayoría rozando los cuarenta, emocionado por el reencuentro con el ídolo de la juventud, supo apreciar que no hay por qué anclarse en los 80′ y es interesante evolucionar. Aunque la cara de Coque Malla siga siendo la misma de entonces, pero ésa es otra historia.
A lo largo de hora y media, se hizo un repaso de los nueve temas que componen el trabajo. Y no hay ninguna duda que el directo enriquece más que la escucha del disco. Coque y sus compañeros le dotan de más energía y matices a todas las canciones sobre el escenario.
Gracias a la complicidad de la banda no se echó de menos mayor instrumentación. Dos guitarras (acústica y eléctricas), una para el ex líder de Los Ronaldos y otra para Nico Nieto, “papá del proyecto”, según Coque, y compañero de fatigas del artista en la producción; el bajo de Marc Hernández y la batería de Gabriel Marijuán, fueron capaces de defender la intensidad emocional de las letras resultado de las vivencias de Coque. Como el propio Malla dijo, para él “componer una canción es un acto íntimo”. Lo bueno es que al hacerlo de una forma madura ha sabido hacer partícipes a los demás de esta experiencia.
Sobre el escenario, el grupo aclara que el intimismo y los sentimientos de Coque no están reñidos con el rock. Así lo prueban en su ejecución de “Termonuclear“, en la magníficamente interpretada “Puede ser“, o “La carta“. En esta última es más palpable un recurso recurrente en todo el concierto, como es compaginar la frase recitada con la potencia del vocalista cantando casi hasta terminar en un grito. Así hizo en “El sombrero“(del disco Sueños). Esta característica forma de cantar no resulta gratuita si se tiene en cuenta el contenido de las letras.
Como músico experimentado que lleva pisando escenarios desde la adolescencia, Coque Malla sabe de la importancia de los arreglos para completar y terminar de dar sentido a las canciones. Por eso pide al público que supla la falta de metales de la banda cantando el arreglo de trompetas que tiene “Déjate llevar“
Hubo tiempo para rememorar los éxitos más roqueros de La Hora de los Gigantes con “She’s my baby” y “Rosa’s Motel“, una versión del que defendió como uno de sus grupos favoritos y una gran influencia junto a Dylan, los Rolling Stones y los Beatles: Los Ruedas. Su regreso es para el cantante una de las noticias musicales más importantes de la temporada.
Por supuesto, no podía faltar la mediática “No puedo vivir sin ti“, en una versión diferente a la del anuncio de IKEA y a la de Los Ronaldos, pero igual de efectiva para un público que la esperaba para corearla desde la primera sílaba.
Coque es valiente y no le asusta ningún estilo. Por eso, puso a sus seguidores a escuchar “Despierta“, una nana con la originalidad de servir para pasar del sueño a la vigilia, a acercarse al ritmo de ranchera de “Hace tiempo“, o a bailar el vals en los bises con “Lo intenta“. Aquí invitó a la bajista Laura Gómez Palma a hacer un pequeño recital con la música de este delicado tema de fondo. Un añadido bastante innecesario ya que la poética de la propia canción se basta y se sobra, incluso es más potente en la espléndida voz del cantante.
Con “Una moneda” terminó la noche en medio de un público pidiendo otro bis y unos músicos que también se quedaron con ganas de más. Será para la próxima.
Texto: E.P.I.