Los conciertos de rockabilly en España son cada día más habituales, pero no nos engañemos, la agenda de este género aún sigue siendo realmente escuálida, más aún si la comparamos con la de pop, rock alternativo o incluso punk rock. Por ese mismo motivo, cada vez que se anuncia una nueva fecha, es siempre motivo de celebración. Sobre todo porque pocas veces podemos disfrutar de un concierto de rock and roll de raíces, pero cuando lo hacemos es siempre de la mano de artistas de calidad indiscutible. En esta ocasión, nada menos que Big Sandy & his Fly-Rite Boys, acompañado para más inri, del caballero Greg Townson, de los Hi-Risers se encontraban en la Boite. Una cita ineludible que, para no variar, contó con una moderada, por no decir discreta, asistencia por parte del público madrileño.
El escogido en esta ocasión para telonear a Robert Williams y sus chicos, fue el gran Greg Townson, de los Hi-Risers. Un grupo al que por estos lares se venera con devoción, y no es para menos puesto que su vibrante mezcla de R&B, rock and roll, surf garagero, rockabilly y doo wop, animaría hasta un guateque de la facultad de Informática. Puesto que en su anterior visita Big Sandy vino acompañado de los Straitjackets, correspondía cerrar el triángulo con Townson, aunque si ya hubiera venido con su banda sí que se hubiera convertido en una noche histórica. En este caso, armado únicamente con su planta y su Rocket, el eclecticismo al que nos tienen acostumbrados se quedó en una discreta, aunque animada y digna, ejecución de sus brillantes canciones. Acompañando de la percusión de su taconeo y su zapateado amplificado, orquestó con su habitual sonrisa y entusiasmo, sus conocidas “Jim & Jack“, “One Note Joe“, “Wild Romance“, “Johnny“, “She’ll be My Ruin” o “Once We Get Started” en una breve actuación de calentamiento que terminó con el bis “ATM Inside“.
Acto seguido, el reputado y orondo cantante angelino con nombre de río, Big Sandy, saltó al escenario, tras contemplar la actuación de su colega desde el lateral de la sala, enfundado en un níveo traje de chaqueta. A su ancha espalda, los Fly-Rite Boys, antes conocidos como FR Trio, y 20 años rockeando, aunque si hubiera que poner una fecha certera para sentenciar el momento en el que comenzó a granarse su esencia, habría que remontarse a los cincuenta. Depurado estilo que serpentea por el rockabilly clásico, el hump blues, el doo-woop, el swing del oeste y la ranchera rockera. Una destilada fusión con la que estos chicos juguetean con deleite, a través de cada uno de los cartuchos que dispararon sin remilgo. La jarana comenzó inmejorable con “Heaven is the other Way“. Desde ese momento volvió a hacer gala de su habilidad para hacer bailar su aterciopelada voz, al ritmo del virtuosismo de los Fly-Rite. Y es que la versatilidad vocal del chicano es asombrosa. Consigue expulsar con dulzura un chorro de voz tan potente como cristalino, a través de hábiles giros que pasea por los distintos géneros por los que se mueve. Y canciones como “Hey Lowdown“, “Spanish Dagger“, “Catalina“, “Love that Man” o “It’s time” dotan de vida a los pies del más amodorrado e invitan a flexionar con un vaivén, la rodilla más artrítica.
En algunos momentos, el vagamente lineal set list, fue virado con maravillosas versiones como “You look that good to me” del fenómeno rockabilly de los 50, Joe Clay, o “Little cabin on the hill“, de Bill Monroe, el padre del bluegrass. Y es que el bagaje musical de Big Sandy es incuestionable y sobre todo, envidiable. Aunque hay que reconocer que sin el magnífico respaldo que tiene gracias a sus chicos, no lograría sonar así de arrollador. Musicazos todo terreno, el encargado del contrabajo, Jeff West, se marcó una poderosa “Mad” que fue acogida con un sincero aplauso, y tanto el guitarrista como el baterista, dieron una lección de máximo dominio a lo largo de todo el concierto. Este último incluso sustituyó antes del bis, una de sus baquetas por una botella de cerveza, con la que golpeó frenéticamente los platos.
Una soberbia “Jumpin’ from 6 to 6” enlazó con el último tramo de la fiesta, “Miss Tracy“,”Hot Water“,”Chalk it up to the blues“, y hasta Greg Townson se animó a subir sobre las tablas para acompañar al cuarteto y batallar con Jeffriess, aunque no consiga igualar su dominio. El caso es que, con su popular versión de “La chica alborotada” de Los Locos del Ritmo, llegamos al final de una noche más, que sin duda albergaremos en nuestro recuerdo. Big Sandy hará lo propio con el chuletón que se metió entre pecho y espalda en el centro madrileño y que ensalzó con entusiasmo. Buen papeo, cerveza fría y rock and roll, qué más se puede pedir en esta vida.
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