No hay duda de que debemos estar agradecidos a los promotores que se arriesgan a traer hasta España grupos para minorias pero de una exquisita calidad musical, como ha ocurrido recientemente con Intronaut en Barcelona y Madrid.
En los tiempos que corren, donde los grupos deben ganarse las lentejas en el directo, la oferta es amplia y, obviamente, no hay bolsillo que aguante. En la cita de Barcelona, la pequeña sala Razzmatazz 3 fue más que suficiente para que los pocos seguidores que el grupo de Los Angeles arrastra por estos parajes del sur europeo estuvieran a sus anchas disfrutando, sin agobios, de sus evoluciones. El hecho de que se actúe ante poco público puede resultar decepcionante para el grupo, y totalmente comprensible. Quien sale ganando es el público, por la mencionada comodidad con la que se puede presenciar el recital.
Evidentemente, la música de Intronaut no está creada para imberbes sobrados de tetosterona, su post-metal progresivo tiene connotaciones intelectuales, por decirlo de alguna manera. Es una propuesta de difícil asimilación pero absolutamente gratificante para quienes pueden absorber su creatividad implícita.
Tras escasos 50 minutos de actuación, con tan solo algunos tímidos agradecimientos como únicas palabras, se despidieron de forma brillante a ritmo tribal con “Any Port”, donde prevaleció la percusión, sobre todo en la parte final, quedándose solo el batería Danny Walker acompañado del guitarrista Dave Timnick, ahora dedicado a aporrear sendos tambores en un final espectacular, mientras sus compañeros, el guitarrista Sacha Dunable y Joe Lester, abandonan el escenario para no regresar.
SCALE THE SUMMIT
El grupo texano de metal progresivo totalmente instrumental, Scale The Summit, expuso su imaginativa creatividad calentando el ambiente antes de la aparición de Intronaut. Todos los componentes dejaron constancia de sus cualidades técnicas interpretando impecablemente unas composiciones complejas que cuentan con sonoridades emparentadas con el jazz. Comenzaron con la potente “Odyssey” y luego fueron alternando momentos de delicado virtuosismo con dinámicas de apasionada impulsividad en piezas como “Atlas Novus”, “Whales” y “The Olive Tree”, hasta llegar a “Narrow Salient”, donde el bajista Mark Michel alcanzó una mayor implicación. Se despidieron con “The Traveler”, ante un público absorto ante la categórica actuación que acababan de presenciar.
NAMI
Los andorranos Nami, se encargaron de abrir las actuaciones, también apostando por el metal de parámetros complejos, aunque más furibundos que las otras bandas del cartel debido, principalmente, a los abruptos registros del vocalista Roger Andreu. Presentaron por vez primera en directo algunas de las composiciones de su nuevo álbum The Eternal Light Of The Unconscious Mind, poniendo de manifiesto una calidad a la altura del resto de protagonistas de la velada.
CRONICA Y FOTOS, LOCKY PEREZ
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