Against Me! lo tienen todo para ser un grupo de culto: una sólida carrera discográfica, un directo impecable, una estética bien definida y una cantante transexual más popular por su intimidad que por sus cualidades como músico. Aún así, sigue siendo un grupo relativamente underground, a pesar de que últimamente Laura Jane Grace se codee hasta con Miley Cyrus, que en Madrid no congregó a más de medio millar de seguidores. Es una buena entrada, qué duda cabe, pero el estilo musical que practican sigue siendo minoritario, y de hecho esperamos que así siga siendo siempre. Regresaron a nuestro país para seguir presentando su último trabajo,’Transgender Dysphoria Blues‘ que, clichés a parte, es sin duda el más honesto de toda su carrera (aunque diste bastante de ser el mejor), del mismo modo que hicieron hace un año junto a Bad Religion en la Riviera. El concierto de entonces fue muy similar al de ahora, aunque la ausencia de fose siempre refuerce la cercanía con el público. Asimismo, en el Groezrock Festival de Bélgica de hace unas semanas ya pudimos comprobar que están en plena forma y suenan mejor que nunca en directo.
El público, a medio camino entre la veintena y la treintena, la mayoría de ellos universitarios con camisetas de Nirvana o los Stones, así para definir un poco el cuadro, llenó tres quintos de la sala Arena y, aunque recibió a Against Me! con una ovación, se mantuvo bastante contenido hasta el final. Unos cuantos coros de los estribillos más conocidos, un pogo pusilánime y poco más, lo que sin duda contrastó con la entrega de la asistencia barcelonesa, que salpicó de stage dives y crowd surfing toda la velada. En cuanto al grupo, nada que objetar: ochenta minutos a piñón, sin parones ni charletas, sino llena de sudor, sonrisas, fuerza y miradas cómplices para hacer gala de un repertorio conformado a base de hits, rarezas y sobre todo, el track list de su último disco.
Empezaron a lo grande, con su tema más conocido del fantástico ‘White Crosses‘, “I Was a Teenage Anarchist“. De este modo insuflan energía al público desde el primer momento y se ahorran tener que destinarlo a los bises convirtiéndolo así en su tema más representativo. Tras este, unas cuantas concesiones a su primera época, como “Pints of Guinness Make You Strong“, ‘How Low‘ o la irresistible “Don’t Lose Touch“. Luego ya, salvo honrosas excepciones, se entregaron a su nuevo disco para desgranar el que seguramente sea su mejor tema del mismo: “Fuckmylife666“, además de otros como “Drinking With The Jocks“, “Unconditional Love“, “Dead Friend” o, cómo no, “Talking Transgender Dysphoria Blues“.
Tocaron con vitalidad desbordada, tanto por parte del centro de todas las miradas, la carismática Laura, como por parte de James Bowman, hierático pero efectivo a los coros, y las dos recientes incorporaciones a la banda: Inge Johansson y Atom Willard. Hay que decir que el sonido, como suele ser habitual en este lugar, no acompañó, pero tampoco empañó un recital que terminó con “Sink, Florida, Sink“, calurosos saludos entre público y grupo, regalo de púas y baquetas y una gran satisfacción ilustrando la cara de todos los presentes. La noche se alargó hasta el amanecer en la fiesta presentación del Sick Of Bean Festival en la cercana sala Ya’sta. Que no cese el punk rock.
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