Una noche casi perfecta la vivida en La Riviera hace unos días para todos los que disfrutan del punk rock, Bad Religion volvían por Madrid, después de haber estado el verano pasado en el Resurrection Fest, y esta vez lo hacían acompañados de Against Me, en un concierto que estaba organizado por HFMN dentro de su Vans Of the Wall Tour. Ya desde primera hora el ambiente denotaba que nos esperaba una gran velada, y desde el primer momento así fue.
Los primeros en saltar al escenario fueron Against Me!, una banda que trasciende más allá de su cantante Laura Jane Grace y sus excentricidades. Y es que para un servidor, y con permiso de Greg y compañía, fueron los grandes triunfadores de la noche. En mi memoria quedará la actuación de Atom Willard a las baquetas, impresionante, de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Tocaron temas como “Fuck My Life 666″ o “New Wave“. Con una gran complicidad con el público, los de Florida ofrecieron un concierto de una hora que caldeó mucho el ambiente, y que los asistentes supieron agradecer coreando y saltando en cada una de las canciones. Lo único malo, que nos quedamos sin buses y se nos hizo corto a pesar del tiempo de su actuación.
A continuación, el plato fuerte de la noche. Greg Graffin y los suyos aparecieron en el escenario con ganas de comérselo. Mucho más activos que de costumbre comenzaron con grandes temas como “Fuck You” y “I Want to Conquer the World“. Sin tiempo para descansar entre canción y canción, la sala se inundó de uno de los mejores grupos de punk rock de la historia, donde su líder trató de mantener la atención de los asistentes en todo momento. Quizá no fue el setlist perfecto para todos los asistentes, pues hubo ausencias de temas míticos como “No Control“, pero lo contrarrestaron con temas antiguos de la banda, que hizo las delicias de sus seguidores más acérrimos, “Atomic Garden” puso al público en pie y llevó en volandas a sus fans más longevos, o “Fuck Armageddon… This Is Hell“, una auténtica obra de arte de los angelinos. Momento destacable con “Sorrow” siempre presente en sus conciertos, y que el público coreó al unísono.
Un concierto en el que los pogos no cesaron de principio a fin, y en el que seguro más de uno volcó a casa con unos kilos menos, y alguna magulladura de más, pero eran Bad Religion y había que darlo todo. El broche de oro lo puso “American Jesus“, tanto a su concierto, casi perfecto, como a una noche en la que todos los asistentes disfrutamos como si fuéramos adolescentes.
Fotos y texto: Héctor Vila