Uno podría pensar que en esta gira los Beach Boys son menos Beach Boys que nunca. Al fin y al cabo sólo está comandada por Mike Love como único miembro fundador de la legendaria banda. Ni el emblemático Brian Wilson, ni Al Jardine, ni David Marks. Digamos que la gira del 50º aniversario de hace dos años que pasó por la cita Músicos en la Naturaleza, fue algo puntual y sobre lo que no le apetece mucho hablar, ni a él ni a su mano derecha, Bruce Johnston. Pero bueno, es su marca y él la gestiona como le apetece, es decir, maximizando beneficios y sacando adelante el espectáculo a base de cachés menores destinados a miembros no originales, pero igualmente efectivos. Sea como fuere y por una razón o por otra, nunca habíamos tenido antes la oportunidad de ver a los Beach Boys en directo, así que cuando Mad Garden confirmó su presencia en el Jardín Botánico nosotros hicimos lo mismo con nuestra presencia en él. Al fin y al cabo, la única forma de deshacer el escepticismo era viéndolo con nuestros propios ojos. Sin embargo, tras haber pasado dos horas frente a Mike Love y compañía, seguimos sin saber muy bien qué pensar, salvo que nos hicieron pasar dos horas increíblemente divertidas.
Hay pocas formas mejores de acabar un lunes que escuchando la música de uno de los mejores grupos de la historia, entre plantas aromáticas y junto a una pandilla de viejunos de camisa floreada. Eso nos quedó claro desde que sonaron los primeros acordes de “Do it again“, a pesar del frío recibimiento de la alopécica concurrencia. Así sería con los últimos rayos de sol y un genial tramo de calentamiento compuesto por canciones como “Goin’ to the beach“, “Hawaii” o las primeras versiones de la noche: “Summer means fun” de Bruce & Terry o la genial “Surf City“, de Jan & Dean y que prendió la mecha de las odas al surf (si es que no lo son todas las demás), de “Surfin’ Safari” y “Surfer Girl“. Mientras tanto, en la pantalla tras el escenario se iban proyectando todo tipo de imágenes, a cada cual más hortera que la anterior: postales de atardeceres, mozas en bikini, carros antiguos, mensajes de Powerpoint, e incluso la rojigualda. No obstante tanto como los vídeos de surfistas, como aquellas instantáneas históricas de los Beach Boys contribuyeron positivamente a crear el efecto deseado, a pesar, eso sí, de la contradicción que supone poder ver únicamente a los antiguos miembros en la pantalla porque al señor Amor no le apetece que pisen su mismo escenario.
La velada continuó con coplas tan jugosas como “Little Deuce Coupe“, “Darlin‘”, con el batera John Cowsill dándolo todo y demostrando una espectacular capacidad vocal, o la versión de Frankie Lymon “Why do fools fall in love“. Quizá pecaron de un set list algo irregular, aunque con tramos tan brillantes como el que comenzó con “I Get Around“, en el que por primera vez el público decidió ponerse en pie y menear el trasero de una santa vez. Además, a partir de entonces Mike Love se soltó de verdad y en lo sucesivo se pegó unos bailes con su alocada hija o pidió al público que hiciera el numerito de los mecheros, sustituyéndolos de una forma bastante triste por sus teléfonos móviles. Tras el citado hit tocó el turno de la resultona “Ballad of Ole’ Betsy“, el primer y añorado coche de Mike Love, para proseguir con una de las mejores canciones escritas jamás, “Cotton Fields“, de Lead Belly, que aunque la de la Creedence sea mejor, no desmerece nada la de los playeros. Acto seguido, otra obra maestra, “California Dreamin‘” de Mamas & The Papas, “Sloop John B” y la esperadísima “Wouldn’t it be nice“, además de “Then he kissed me” de los Crystals y el homenaje de rigor a las idealizadas chicas californianas… “California girls“.
Desde ese momento cogieron carrerilla y fue cuando Carl Wilson nos deleitó con una preciosa “God only knows” desde el más allá a través de la pantalla, Mike Love tocó su inédita y preciosa “Pisces brother” dedicada a George Harrison y sus aventuras lisérgico-meditativas en la India o John Cowsill volvió a coger las riendas con la bailonga “Help me, Rhonda“. Tampoco faltó la infalible “Good vibrations“, ni otra nueva ristra de versiones tan sustanciosas como “Rock and roll music” de Chuck Berry, “Do you wanna dance?” de Bobby Freeman o “Barbara Ann” de los Regents. Y como colofón final antes del bis y tras 35 canciones, “Surfin’ U.S.A” para desgañitarnos junto al resto del heterogéneo público. Un descansito y después la despedida con la última versión de la noche, “Summertime Blues” de Eddie Cochran, seguida de “Wild Honey” y la que podría sintetizar bastante bien lo que fue el concierto “Fun, fun, fun“.
Recapitulando, los chicos de la playa nos dieron más de lo que esperábamos y su ejecución fue sencillamente perfecta. Si bien es cierto que llegamos unas tres décadas tarde y es inevitable echar mucho de menos al resto de componentes. Pero bueno, no tiene mucho sentido buscar credibilidad en los Beach Boys del 2014, aunque si buscas diversión con toda certeza la vas a encontrar.
Crónica de Beach Boys en Mad Garden 20141 thought on “”