Antes de esta noche, la última vez que estuvimos en Changó fue en la época que se hacían interesantes sesiones de música electrónica. En esta ocasión tocaba regresar para escuchar algo muy diferente: la música folk pop más sosegada que uno puede imaginar de la mano de Benjamin Francis Leftwich. El inglés volvía a la capital gracias a la plataforma Cooncert, tras su discreto paso por el Mad Cool Festival, por primera vez ofreciendo su propio concierto desde de que nos sorprendiera hace cinco años con su maravilloso debut ‘Last Smoke Before the Snowstorm‘. Un disco que por cierto ha vendido más de 100.000 copias y acumula 150 millones de reproducciones en Spotify. Tras este sufrió la muerte de su padre y eso significó la principal fuente de inspiración para toda la melancolía que ha vertido en su, una vez más, impresionante disco publicado este año: ‘After the Rain‘. Sin duda era hora de volver a la carretera.
Nos gusta tanto escucharle que decidimos ir a ciegas y no ver ni vídeos ni setlists de la gira para que nos sorprendiera. Desgraciadamente no lo hizo y su actuación se caracterizó por la más absoluta sobriedad. Su voz y sus canciones es todo lo que necesitamos para resultar complacidos, pero no deslumbrados ante un directo que no contó con acompañamientos de ningún tipo (vocales o instrumentales) más allá de Ben y su guitarra. Tampoco un mínimo atrezo o proyección que le ayudara a llenar un escenario que se le quedaba un poco grande en un espacio tan diáfano. El cantautor desnudó todas sus canciones hasta alcanzar el minimalismo resultante de eliminar todos los arreglos de estudio. Insisto, es suficiente porque su música te acaricia los oídos y abraza el alma, pero si hubiera conseguido lo mismo con el resto de nuestros sentidos, prestando más atención a los detalles y aprovechando todas las posibilidades a su alcance (más aún teniendo en cuenta que el precio de la entrada era elevado), hubiera logrado que su concierto fuera memorable.
En cuanto al setlist, repasó sus dos álbumes con una buena selección de temas que lamentablemente se quedó bastante corta teniendo en cuenta que apenas tocó una hora, como si tuviera un poco de prisa por irse de allí. Por consiguiente algunas perlas como “She Will Sing” o su última publicación, la preciosa versión de “The Middle” de Jimmy Eat World se quedaron fuera. En cambio nos maravilló con otras como “Tilikum“, que posiblemente fue el mejor momento del concierto, “Mayflies“, “Summer“, “Cocaine Doll“, “Atlas Hands” o “Butterfly Culture“, que tocó con una guitarra reverberada. Todas ellas interpretadas con su aterciopelada voz que parece de otro mundo, tanto amplificada con el micro o totalmente desenchufado, arropado por el respetuoso silencio que primó durante toda su actuación e hizo que fuera absolutamente disfrutable. Un aplauso para el público (extranjero en gran parte) por su saber estar. Con “Shine“, Leftwich directamente decidió saltar del escenario y pasearse entre la gente que tímidamente le apoyó con sus coros. Todo muy beautiful, palabra que Benjamin repitió al menos treinta veces entre canción y canción. Encantado de la vida. Claro que sí, que la tormenta ya quedó atrás. Ahora a esperar a la siguiente.
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