Charged GBH, más conocidos sin el charged, a pesar de que otro grupo también escogió las siglas de la ley británica Grievous Bodily Harm, resultan a estas alturas de la vida toda una cita obligada para cualquier amante del street punk británico. Nacieron en 1978 y a pesar de no haber salido nunca del underground, ahí les tienes, berreando como si tal cosa las canciones de hace tres décadas. De tugurio en tugurio y dale que te pego Los dos colines, Abrahall a las voces y Blyth a la guitarra, como si nada hubiera pasado. Al batera original lo perdieron en los ochenta, eso sí. Pero bueno, con la incorporación de Lomas y Preece todo sigue su curso, aunque sus gritos hoy en día no tengan mucho sentido, y al mismo tiempo lo tengan más que nunca.
Lo que está claro es que los actuales GBH siguen girando por inercia cual peonzas. Y porque es lo que hay que hacer, lo que saben hacer y lo que han hecho toda la vida. Un curro como otro cualquiera, sólo que mejor. Esa agradable apatía va pegada a su puesta en escena y aunque no le ponen mucho esmero, tienen una ejecución aceptable, tocan lo que el público quiere corear y se acomodan en la corrección de un directo que no te aporta gran cosa, pero tampoco te quita las ganas de verles cada vez que se pasan por aquí. Al fin y al cabo, lo menos que podemos hacer por ellos, después de tantos años en la brecha, es devolverles el favor con nuestra presencia, pogueo y saliva fermentada.
De modo que volvimos a reunirnos todos en Gruta 77 tres años después para recibirles con fervor. Y bastante, porque la sala se llenó hasta los focos de jóvenes y viejos punks, tanto de los desaliñados como de los de catálogo del Hot Topic, además de skins, rockerillos de barrio, grupos locales, hardcoretas añejos, kalimotxeros y algún que otro curioso. En aquella ocasión vinieron presentando su última referencia con Hellcat “Perfume And Piss“. Teniendo en cuenta que en los últimos veinte años han sacado tres discos, es lógico pensar que hacen más, bastante más, de una gira por disco, de modo que aquí les teníamos de vuelta para repasar todos sus éxitos. Y vaya que si los repasaron. Descargaron casi una treintena de temas sobre la encendida multitud. “Race Against Time“, “No Survivors“, “Sick Boy“, “Give Me Fire“, “Hellhole“… una tras otra eran recibidas con macarra efusividad mientras la cerveza regaba las chupas de cuero y las despeluchadas crestas.
Con el último tramo fueron llegando las más celebradas, como las “City Baby…“, “Diplomatic Inmunity” o la versión “I Feel Alright” de los Stooges. Con “Maniac” y “Time Bomb” pusieron punto y final a la más que aceptable hora y media de jarana ininterrumpida, a falta de un bis que nos quedamos todos esperando y nunca llegó. Ya se sabe, el punk no está muerto, sólo un poco viejuno. En términos musicales, claro. Así que nada, mientras suene la música nosotros seguiremos bailando.
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