Hacía tiempo que no nos alegrábamos tanto de un regreso discográfico como el de Onyx y su ‘Wakedafucup’. Salió hace unos meses de la mano de Mad Money y los productores alemanes Snowgoons y desde entonces nos lleva volando los sesos. Siguen siendo tan cafres como siempre, aunque han logrado una evolución en el apartado de bases, haciendo que sean mejores y suenen mejor. Por lo demás, una nueva oda a los coños, las drogas y las pistolas. Lo que ahora mismo nos apetece más que nada (en materia hardcore rap, se entiende) dado que el panorama cada día se parece más a un desfile de las Victoria’s Secret y menos a un ghetto de Nueva York. El caso es que este pelotazo destila vieja escuela por todos sus poros y por ello todos los amantes del género acudimos en masa a la sala Penélope para disfrutar una vez más de su directo.
La fiesta comenzó desde el primer segundo. Sticky Fingaz y Fredo Starr salieron con ganas de hacerse oír por encima de las bases poderosas de Dj Illegal, miembro del colectivo Snowgoons, encargado de la producción de ‘Wakedafucup’, pero también de otros trabajos de grupos como M.O.P., La Coka Nostra o Jedi Mind Tricks. Sonny Seeza no está participando en esta gira por estar centrado en su segundo disco en solitario. Una pena. En su lugar tuvimos que conformarnos con un armario con cara de pocos amigos y que presuntamente hacía les veces de segurata de Onyx. Esperemos que se encuentre bien, parecía una pantera enjaulada yendo de un lado para otro del escenario.
Hacía una década que Onyx no sacaban nuevo material y el hecho de que hayan editado uno de los mejores discos de hip hop del año y sean capaces de defenderlo con tanta energía, hace que no podamos pedirles mucho más. La sala no superó el medio aforo, pero el público reaccionó tan bien, tanto a los nuevos temas como a clásicos de la talla de “Throw ya gunz”, “Shiftee”, “Last dayz” o el infalible “Slam” que parecía que había el doble de gente. Pogo frenético, saltos, cerveza por los aires y stage dive incluido, al ritmo del horrorcore más salvaje. Hubo de todo, desde homenaje a todos los raperos caídos, como el siempre presente MCA de Beastie Boys, a un discreto pero eficaz Freestyle y hasta rimas juguetonas sobre bases tan peculiares como una de Nirvana. Se hizo muy corto, pero acabamos empapados en sudor, de modo que se puede decir que también se hizo muy bien. Básicamente una auténtica lección de cómo debe ser un concierto de rap hardcore.
Texto: Javi JB
Fotos: Marti Pérez