Emoción. Imposible haber escogido un término más apropiado para definir esta fiesta. Porque cuando hablamos de rendir homenaje a la historia de la música electrónica en España hablamos de recordar lo que fueron los mejores momentos de nuestra vida bailando en pistas que ya no existen. Del bakalao a la makina, pasando por el techno y el house. Las etiquetas solo hacen más sencillo el entendimiento, pero no definen a las canciones ni a las melodías revestidas de eso mismo, emotividad. Las nuevas generaciones tampoco lo comprenderán nunca, al fin y al cabo y si se dejan llevar por la alienación de la actual música popular, solo conocerán la vacuidad sobre la que se construye el EDM. Pero hace no tanto tiempo hubo una corriente que agrupó a discotecas, dj’s, recopilatorios y productores que hicieron una música increíble. Algo que siempre se denostó a base de clichés basados en la violencia y las drogas de diseño, pero que fue mucho más allá de la superficialidad de los abusos, para adentrarse en las profundidades de los sentimientos. De eso va esta fiesta y por eso resulta tan especial. En esta ocasión Oro Viejo quiso superarse y hacer que fuera su mayor evento hasta la fecha. Y vaya si lo consiguió.
Diez mil personas, que se dice pronto, se reunieron el pasado 17 de diciembre de 2016 en IFEMA. Desde grupos de amigos que acababan de abandonar la adolescencia a matrimonios cuarentones. Bajo el paraguas de este encuentro cabe todo tipo de gente porque la armonía es uno de los principales valores que lo construye. “Paz, amor y fiesta”, como gritaba el campechano MC Kryger en Scorpia a principio de los noventa. Oro Viejo: Emoción, ha sido el evento multitudinario de música electrónica de mayor éxito celebrado hasta la fecha en la Feria de Madrid. De hecho, se trata del pistoletazo de salida a una nueva línea de actuación que han decidido emprender para rentabilizar el espacio. Desde luego han comenzado con buen pie. Del mismo modo que lo hizo la famosa marca de Dj Nano cuando comenzó su andadura en el año 2002. Esta no solo fue la edición número 24, sino también la mayor medalla de oro envejecido que pueden colgarse todas las empresas implicadas. Fue un éxito rotundo. Sobre todo para Dj Nano, el principal reclamo del sarao al que una vez más la gente rindió pleitesía festiva. Y es que no le podría ir mejor al deejay madrileño. Lo mismo pincha en el Ultra Music Festival que le confirman para el Ghost Ship Festival que recorrerá el Mediterráneo el año que viene. Otros pinchas de su generación llevan ya muchos años relegados al olvido mientras que él, gracias a una combinación de reinvención artística e inspirado marketing, ha logrado seguir surfeando la ola del dance hasta nuestros días. Una curiosidad tan inquietante como reveladora: Belén Esteban se coló en el camerino para hacerse una foto con él y poder alardear en su perfil de Instagram.
Las puertas de la sexta nave del IFEMA se abrieron a las diez de la noche. Entonces el espacio parecía tan grande que costaba creer que se fuera a llenar, sobre todo teniendo en cuenta que, a diferencia del parking, las dos primeras horas del evento estuvo prácticamente vacío. Craso error por parte del público ya que, tras el warm up inicial, tres de los estandartes de la Ruta del Bakalao valenciana, Arturo Roger, de la emblemática A.C.T.V, Kike Jaén de Puzzle y José Conca de Chocolate, desplegaron todo su savoir faire con unos cuantos hits noventeros, de los cuales el más coreado fue “Better Off Alone” de Alice Deejay. Tras ellos se subió a la cabina otro trío de ases, en este caso del progresivo madrileño que tras buenos momentos nos hizo pasar en discotecas como Arena, Plastic, Attica, In u Overdrive. De hecho, de igual modo que sucedió con la anterior sesión, la introducción estuvo marcada por un breve recuerdo de todas míticas salas a partir de sus logotipos. En este caso, los responsables de meternos en una máquina del tiempo fueron los dj’s Abel The Kid, en representación de Groove, Christian Millán por parte de la añorada Söniquê y Dj Napo de la histórica Radical. Fue una sesión impresionante trenzada con un manojo de hits tan conocidos como vibrantes, como por ejemplo “Daytime” de 5 Strings, “Airwave” de Rank 1 o “World of love” de Clublanders. Mucha melodía y vocales mezclados con gusto que no hicieron otra cosa que erizar nuestra nostalgia hasta alcanzar el hormigueo occipital. Una delicia absoluta. El último set temático corrió a cargo de los clásicos ibicencos que nos trajeron César del Río de Privilege, Dj Pippi de Pachá y Javi Muñoz de Space. La sesión más sobria y housera de la velada respiró bastante clase, pero también fue más lineal que las demás, si bien es cierto que fue un calentamiento idóneo para lo que se nos venía encima.
Minutos antes de que comenzara la sesión de Dj Nano, la nave estaba ya abarrotada. Es entonces cuando vinieron los problemas referentes a las colas, tanto en el ropero como en las barras, que motivaron un aluvión de críticas a través de las redes sociales al día siguiente. Quedó patente que el personal dispuesto en los tres roperos distribuidos por el espacio no fue suficiente para recibir a las miles de personas que entraron de golpe a partir de la 1 de la mañana. Lo mismo ocurrió en las barras, que quedaron desbordadas en cuestión de minutos y mucha gente aseguró que se fue a casa con varios tokens, ante la obligación de adquirir un mínimo de ellos en las taquillas y la imposibilidad de canjearlos sin esperar al menos una hora. Es por este motivo que Dj Nano hizo un comunicado al día siguiente dando las gracias a todos los asistentes, pidiendo disculpas por este asunto y asegurando que subsanará estos errores en el próximo Oro Viejo.
Volviendo al momento en el que nos habíamos quedado, las dos de la mañana, todo comenzó con la espectacular introducción en 3D que dio paso al conocido deejay. Para poder disfrutar de los visuales multiplexados el personal repartió gafas anáglifo a todos los asistentes y la verdad es que mereció absolutamente la pena. Tras la presentación, Dj Nano saltó a la palestra y transmitió su ilusión por vivir la que fue “una de las mejores noches de su vida”. Entonces comenzó una sesión que en la primera hora fue bastante irregular y sin una progresión definida, pero que no tardó en convertirse en un auténtico huracán de hits que duró hasta el amanecer. Previsibles, pero tremendamente deseados. Al fin y al cabo, no concebimos un Oro Viejo sin trallazos vocales como “Desenchanté” de Kate Ryan, “Let the light shine in” de Darren Tate y Jono Grant o “Pray” de Tina Cousins. Sin embargo, el himno que todos estábamos esperando es el inmortal símbolo de la música electrónica española, ese que les gusta hasta a los heavies de Vallecas, el arrollador “Flying Free” de la factoría Pont Aeri. Justo antes de que rompiera, un pletórico Dj Nano gritó “¡que levante la mano el que sea un puto bakala!”. Miles de personas alzaron los brazos y corearon que volaban libres en el lugar en el que tenían que estar, que no era otro que Oro Viejo: Emoción.
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