El último viernes de marzo de 2011 en Madrid se presentó granado de multitud de fiestas recomendables. A destacar James Holden en el Up Club, Ellen Allien en el Mondo y por encima de todas las demás, Paul Van Dyk en Danzoo. Más aún después de la cancelación del pasado 3 de diciembre de 2010, por culpa de la huelga de controladores aéreos. Pero esta vez sí que sí, al fin pudimos disfrutar de la excelencia de uno de los principales referentes de la música trance. Está considerado como el sexto mejor dj del mundo por TheDjlist, así como el quinto mejor dj del mundo según las votaciones de DJmag, la cual le concedió el primer lugar en los años 2005 y 2006. Además, a lo largo de su carrera ha vendido más de 3 millones de álbumes y es aclamado constantemente en festivales y salas de todo el mundo. Y después de este breve repaso a su currículum ya podemos meternos de lleno en el repaso general de lo que fue la fiesta del 25 de marzo en la madrileña sala Macumba, a cargo del Paul Van Dyk.
Como no podía de ser de otra forma, la gente congregada en Danzoo debido a la la visita del alemán fue muy notable, aunque no se llegó a la saturación de otras ocasiones, suponemos que debido a la variada oferta de aquella noche en la capital. Cuando ya todo el mundo comenzaba a agolparse en la pista central, para recibir al maestro como es debido, comenzó la locura. Desde el primer momento, Paul Van Dyk soltó los cartuchos y se olvidó de introducciones pretenciosas. Desde su espectacular cabina, no tardó en desplegar temas y remixes de Cosmic Gate, como “Fire Wire” o “Find Yourself” y efectivos cortes como “Impact” de W&W o un cañero remix del “Insomnia” de Faithless. La progresión fue muy acertada, partiendo de estructuras trance con potentes bombos, a un progressive acelerado que derivó en hard trance y finalmente desembocó en un techno-trance que puso la pista del revés. Remixes y mashups serpenteantes, marca de la casa Dyk, como “Sunday” (Hurt), “Remember love” (Dj’s United), “Orange Bill” (Kyau & Albert) conectaron a la perfección con una audiencia ávida de subidas embaladas y roturas demenciales que Pableras sació con maestría. Los temas se sucedían sin tregua: “Forbiden City” de Marc Simz, “Knas” de Steve Angelo, “Mood Swing” de Simon Patterson o el popular “Propane” viraban a una velocidad que nos hizo visualizar a un Jeff Mills decolorado y con chaqueta trancera.
Por supuesto, Matthias también nos deleitó con una buena sarta de sus magníficas producciones, desde la pistera “For An Angel” al que sin duda alguna es su mejor tema, “Nothing But You” y que lamentamos que no alargara un poco más. Por fortuna, se dejó en la maleta la mayoría de sus discos más comerciales y pastelosos, aunque sí que tuvo sus momentos de vocales masculinas, como la hortera “Let Go“, que consiguió salvar más o menos con un contundente remix y otras que sí que brillaron, como “Home“, el instante coral de la noche en la que la hermandad unió a la pista y uno de sus principales himnos, “Time of our lives“, con el que terminó cerrando una sesión que tan sólo puede ser tildada de fiesta memorable. Así que bastante sudados y totalmente fatigados tras varias horas de saltos, nos lanzamos al alba madrileño con la satisfacción de quien ha pasado una noche de viernes para el recuerdo. Sólo añadir que el que se perdió a Paul Van Dyk en esta ocasión, tendrá oportunidad de verle este verano hasta ocho veces en el club ibicenco Amnesia.
Texto: Javi JB
Fotos: Jesús Muñoz
Crónica de Paul Van Dyk, 25/03/11 — Danzoo, Madrid1 thought on “”
Muy buena crónica, dice Silvia que cuándo vamos a amnesia??
¡Vaya fiestón nos pegamos!
Un abrazo.