Winter is coming, que dicen los Stark, y como bien nos enseñaron los sacerdotes rojos, la noche es oscura y alberga cosas aterradoras. Vamos, que el pasado 6 de octubre ya empezaba a hacer un poco de rasca, dejando patente que el verano ha quedado atrás. Sin duda una fecha idónea para disfrutar de un concierto de black metal noruego. Mejor aún si es de una de las bandas más veteranas del epicentro del mismo a la que llevábamos toda la vida queriendo ver en directo. O mejor dicho, desde que empezamos a sentir la llamada de este simpático género musical. Ellos son Taake y vienen de Bergen. Surgieron en la época en la que el Inner Circle daba sus últimos coletazos y Burzum publicaba ‘Aske‘, Immortal el ‘Pure Holocaust‘ y Darkthrone el ‘Under a Funeral Moon‘. Entonces lo hicieron bajo el nombre de Thule, aunque no tardaron en cambiárselo para rendir tributo a la espesa niebla que baña las colinas de su bonito pueblo norteño. Fuera del plano estrictamente musical, son conocidos por los desvaríos de su cantante Høst, que van desde pintarse una esvástica en el pecho durante un concierto en Alemania (lo que les valió la cancelación del resto de la gira) a enseñar la chorra en un festival (lo que sin duda es un acto bastante más inocente). Lo dicho, Taake parecía la banda sonora idónea para dar la bienvenida al otoño.
El sarao comenzó en la sala Caracol con Dominanz, descargando los primeros acordes de su black metal de tintes industriales frente a cuatro gatos contados (pardos, eso sí). También procedentes de Bergen, cogieron el relevo del anterior proyecto de algunos de sus miembros, Cult Of Deception, y en siete años han sacado dos discos, un EP y algún que otro single. Su último trabajo ‘Noxious‘, editado el año pasado incluso cuenta con colaboraciones como la de Abbath, aunque por ahora son poco conocidos por aquí, y eso que cuentan con algún español entre sus filas. No lograron un sonido tan depurado como en los discos, pero sonaron bastante vigorosos.
El siguiente turno fue para un grupo también de Bergen, los thrash-black metaleros Orkan, en nuestra opinión, los más mediocres del cartel, aunque dieron un concierto más sustancioso de lo que esperábamos. A golpe de riffs acelerados y contundentes blast beats, desgranaron una selección de temas de sus dos únicos discos, ‘Crimson Canvas‘ y ‘Livianus‘ y aunque al principio sonaban guturalmente palilleros, al cabo de unos pocos temas se corrigió bastante el cacharreo.
Los últimos teloneros de la noche fueron The 3rd Attempt, un grupo de Kristiansand de reciente formación pero formados por antiguos militantes de Carpathian Forest, Emperor o Green Carnation. Eso sí, lo más curioso de todo es que su cantante, a pesar de utilizar el pseudónimo de Ødemark, sea catalán. Caracterizado eso sí, con toda la parafernalia extrema: botas de Predator, pinchos, cadenas, navaja y un alambre de espino enredado al brazo que acabó lacerándoselo. Se agradece el ímpetu, desde luego. Como curiosidad decir que el nombre del grupo viene a decir “a la tercera va la vencida” y alude al suicidio. Se ve que les apasiona este tema y se ven a sí mismos como suicidas potenciales, aunque con estos grupos pasan los años y siguen vivitos y coleando, lo que sin duda les resta un poco de credibilidad. En fin, solo tenían un disco que presentar: ‘Born in Thorns‘, así que lo tocaron prácticamente en su totalidad. Una vez se dejó de guturales propios de Cradle Of Filth y grupos horteras de ese estilo y se entregó a la vertiente más afilada del black noruego, el repertorio comenzó a tener cuerpo. Su voz no nos enloquece, para que engañarnos, pero cuando no se pone gorrinesco o cantarín, da el pego. Durante todo el concierto trató de provocar al público instándoles a que se movieran e incluso logró arrancar un pogo discreto, pero no había mucho bailoteo en el cuerpo de los metaleros madrileños. Hubo momentos tremendamente disfrutables de guitarreo épico y en líneas generales fue un concierto muy agresivo y sólido.
Un cuarto de hora antes de la hora prevista y en medio de una espesa niebla artificial en honor al nombre de los mozos que habíamos ido a ver, Taake saltaron al escenario para presentarnos su último disco ‘Stridens Hus’. Høst, con su característica y zarapatrosa chupa de cuero abierta, salió luciendo la cruz invertida que lleva tatuada y una frondosa barba que hace tiempo que no se afeita. Actualmente parece sacado de la tribu germánica de los Catti, a los que no se les permitía afeitarse hasta que hubieran matado un enemigo. Que sepamos él no lo ha hecho, aunque seguro que alguna vez ganas no le han faltado. Comenzaron con “Nattestid Ser Porten Vid, Part I” y desde el primer acorde llamó la atención la diferencia de calidad del sonido con respecto a los otros tres grupos. El primer bloque del setlist estuvo dedicado a la vertiente más rockera de Taake, aunque no tardaron en descargar sus temas más oscuros y metaleros, como “Nordbundet“, “Orm” o “Fra vadested til vaandesmed“, aunque sin duda alguna, el momento más especial fue cuando tocaron su himno “Myr“, la única canción de black metal que conocemos en la que la mayor protagonista es la línea de banjo. Probablemente el último instrumento que elegiríamos si tocáramos en un grupo satánico, pero eso es lo que hace que sea tan mágica y a la que solo se la puede achacar que dure demasiado poco. La duración del concierto en cambio fue muy acertada, y por eso aunque no hubiera bises nos quedamos más que satisfechos.
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