Lo que en principio iban a ser dos conciertos (viernes y sábado) en el Teatro Circo Price de Madrid para la cerrar la gira “Gato negro – Dragón rojo” han acabado siendo cinco citas (de martes a sábado), todas ellas con el cartel de no hay billetes.
Como viene siendo habitual Eva apareció totalmente de negro en el escenario, con unos zapatos de tacón muy alto y un vestido muy corto acompañado de una chaqueta. Además portaba una guitarra para tocar la primera canción de la noche que fue “Concorde”, en un comienzo relativamente frío. Tras abandonar la guitarra y ocultar su rostro bajo una máscara de gato negro comenzó “Kamikaze”, la pista estrella de su último trabajo. A continuación enlazó con “El universo sobre mí”, himno que consiguió animar al público y “Perdóname”. Aprovechando un parón posterior para agradecer la asistencia a los presentes.
Los siguientes temas fueron “Doce palabras” y “Moriría por vos”, consiguiendo que los espectadores se introdujeran en la atmósfera deseada mediante un sonido más rockero y terminando de entrar en calor con “Las puertas del infierno”, momento en el que se despojó de su chaqueta. “No sé que hacer con mi vida” quedó sublime aunque no fue demasiado coreado, pero Eva demostró el poderío de su voz cantando a capela varias estrofas. En la misma línea rockera “Resurrección” dio paso a “Biarritz”, versión del grupo zaragozano Días de Vino y Rosas en el que militó Juan Aguirre junto a Ramón Gacías (batería de Bunbury) entre otros.
Este momento dió paso a otro más acústico en el que quedaron solos en el escenario a oscuras Juan y Eva iluminados únicamente por un foco creando un ambiente muy íntimista mientras interpretaban “Tarde de domingo rara”, en la que la vocalista se explayó con comentarios sobre el whisky con naranja y la selección española de fútbol haciendo sonreir al respetable, y “Tarde para cambiar”.
Con el regreso de toda la banda sonaron “Siento que te extraño”, una versión diferente a la de estudio de “Estrella de mar” y “Marta, Sebas, Guille y los demás”, alcanzando un momento álgido de la velada, con el público entregado a “sus amigos” y que Eva correspondió con un “sos un público muy sensible”, parafraseando a Calamaro.
Antes de abandonar por primera vez el escenario tocaron “El blues de la generación perdida”, “Salir corriendo”, “Big bang” y “En sólo un segundo”. De vuelta y en solitario Eva se sentó sobre un cojín en el suelo y se descalzó para cantar “De carne y hueso” mientras tocaba un sitar adquirido en un viaje a la India; esta canción podría haber resultado interesante por la innovación pero resultó muy pobre tanto vocal como instrumentalmente, definitivamente el sitar no es el punto fuerte de Amaral como ella misma reconoció. Ya sin sitar pero aún descalza Eva encandiló a los asistentes bailando frenéticamente al ritmo de “Días de verano” y “Revolución” en otro punto alto de la noche con el que el grupo se retiró de nuevo tras el telón.
En la última salida a escena interpretaron “Madrid”, canción inédita que no llegó a tiempo para ser incluida en el disco “Gato negro – Dragón rojo”, y para acabar la sesión “Sin ti no soy nada” en la que tras las máscara de gato negro Eva se despidió haciendo un alarde de voz. Antes de retirarse definitivamente hubo un intercambio de regalos con los fans que se encontraban en primeras filas, peluches (a destacar una enorme pantera negra) y flores por parte de éstos y púas, la armónica y la pandereta por parte de la banda.
En conclusión, en aproximadamente dos horas interpretaron 24 canciones con un sonido estupendo en el que fue un buen concierto de Amaral, si bien no tan impresionante como alguno anterior. Ha sido un final digno de una gran (por calidad y cantidad de conciertos) gira en la que han aprovechado para grabar su primer disco en directo “La barrera del sonido”.