Lugar: Sala La Boite (Madrid)
Fecha: 23 de Abril de 2009
Hora: 21:30 horas
Aforo: Media entrada

El pasado 23 de abril Madrid celebró, como todas las ciudades españolas, el día del libro. Novela, fantasía, relato, narrativa, no había nadie en la ciudad que se resistiese a llevarse un libro a casa o a regalarlo. Bueno sí, había nueve chicos a los que no les importaba en lo más mínimo cuál fuese el libro más vendido. Ellos querían vender otra cosa, un papel distinto, una Vendita Venganza junto al Nada Importa de los chicos de uVe y Romeo, respectivamente, convertidos en entrada a una sala mágica de la noche madrileña donde muchos grupos, como en este caso, han presentado sus discos al público de Madrid.

Los chicos de uVe (antiguos Vértigo) fueron los encargados de abrir la noche con los acordes metaleros de su Vendita Venganza. Rompiendo el silencio que cubría la sala, comenzaron su Venganza, Vendita para los oídos de los seguidores de los alicantinos con el tema “Sigo en pie“, el single de su nuevo disco, el ya renombrado Vendita Venganza. Javier Sáez, la voz de uVe, demostró la potencia de su voz y Mutha, Manu Egido y Joakin Tortosa le acompañaron, magistralmente, con una guitarra tremenda, una batería de órdago y un bajo que dejó agradables momentos.

Curioso fue el momento en el que, tras “Sigo en Pie“, Javier presentó al grupo como uVe, los antiguos Vértigo para pedirnos, a continuación, que les regalásemos el dedo corazón apuntando al cielo a aquellos que les han venido amargando con su antiguo nombre. Se acordó Javier de lo malo y, cómo no, de lo bueno de haber grabado este primer álbum y haberlo podido sacar a la venta. Una dulce y Vendita Venganza que, estamos seguros, va a dar mucho que hablar de aquí en adelante.

No decayó en ningún momento el rock trangresor y la energía de estos cuatro chicos sobre el escenario. Las melenas de los más entregados entre el público, empezaron a ondear de arriba abajo en un baile frenético de adrenalina y compás musical. Mutha rompió todos los cánones con una labor tremenda a la guitarra y fueron suyos los momentos más enérgicos del concierto por su entrega y sus solos magistrales. A destacar, cómo no, el momento en el que, tras la última canción, dejó la guitarra sobre el pedal haciéndola sonar hasta que volvieron al escenario para despedirse. Grande Mutha hasta en la despedida, ¡sí señor!.

Tampoco se quedaron lejos Joakin y Manu cada uno en su instrumento. La calidad de Manu en el bajo no es un descubrimiento y lo deja claro su forma de tocar. Estamos seguros de que, si Joakin hubiese podido destrozar la batería al final de la actuación, lo hubiese hecho. La tocó y retocó con tanta fuerza que, además de su sudor, sudaron las baquetas y los platillos en una mezcla perfecta.

En definitiva, nos “Sentimos Vivos” junto a ellos hasta la “Última Estación“, disfrutando de éstos y otros temas que dejaron a todos con un buen sabor de boca a la espera de que saliese al escenario Romeo. Los de Alicante saben que la carrera y el éxito se consigue sobre las tablas y, a mi parecer, lo hicieron de 10 en su visita a un Madrid que les recibió con los brazos abiertos y que, por unos instantes, nos convirtieron en cómplices de su Venganza.

Y llegó el momento en el que Romeo, impacientes en la zona de camerinos, salieron a la palestra con Toni en primer término que, guitarra en mano, se dispuso a hacer un par de pruebas de sonido. Enchufa que te enchufa y prueba que te prueba se encontraba Toni mientras que Senén ajustaba la batería a su gusto, Hom afinaba la guitarra y Alberto se colgaba el bajo.

Mientras, expectante, el público que se había mantenido tímido en el fondo del local mientras uVe tocaba, se acercó al escenario para hacer sentir el calor a Romeo y para devolverles el regalo de hacerles disfrutar de su música.

Pareció, por unas horas, que ese Nada Importa de su nuevo disco se convirtiese en: “Vosotros sí que nos importáis”, puesto que la entrega y la conexión recíproca, en este caso, con el público, quedó latente en cada uno de los acordes y cada nota que salió de las manos y la voz de estos murciano-madrileños. Sobre el escenario de La Boite sonaron temas nuevos como “Nada Importa“, “Sin Fin“, “Ahora No” y “Encontrar la Palabra“. No les hizo falta “Pedir Perdón” por sus “Malas Artes” y, cómo no, en una noche así, Joseph comenzó a pedir al público repetidas veces; “Dame tu luz“, y ciertamente algo pasó porque ese mágico escenario se iluminó más si cabe con cada una de las canciones de Romeo.

No faltaron curiosidades como la sed apremiante de Joseph que, con la garganta seca y la cerveza vacía, pedía un trago al viento de la Sala tras lo cual, se le entregó un tercio bien fresquito que pareció aliviar las cuerdas vocales del murciano. Al igual que el dolor de cabeza de Senén que calmó al primer golpe de baqueta. Una entrega al 100% de los nuevos dueños del rock melódico en nuestro país. Como el buen vino, Romeo deja mejor sabor a cada trago y estos tragos hay que saborearlos y dejarlos unos segundos en el paladar para poder sacar su verdadera esencia.

De repente, cuando más música pedía el público de manos de Romeo Joseph, desde el escenario, se despedía de la concurrencia y tras él, el resto de componentes dejaban los instrumentos para adentrarse en el estómago de la sala, en la zona de camerinos. Fue entonces cuando se oyeron los primeros: ¡otra, otra! Y la gente, incrédula, no podía creer que esa magnífica noche hubiese llegado a su fin.

Fue segundos después cuando el “hombre orquesta” (dicho con todo el cariño, no hay que olvidar que Joseph empezó tocando la batería y que, además de la voz, también toca la guitarra) salió de nuevo para tocar los primeros acordes del “A quién digo Adiós“. Tras él Senén, Toni, Hom y Alberto volvieron a ocupar sus lugares para deleitarnos con este tema mientras que, desde el público se coreaba a plena voz el:

¿A quién digo adiós,
a quién consolará mi voz.
A quién de los dos,
han roto más el corazón?…

Tras ello y, como era de esperar por el éxito de este tema y por el cariño que la banda le tiene al mismo, Romeo se despedía con su “Malas Artes” dejándonos un gran sabor de boca y las ganas de volver a ver la maestría de Senén a la batería, la calidad de Alberto con el bajo, la entrega de Hom en la guitarra, la frescura y calidad de Toni con las cuerdas y la voz, inconfundible y llena de sentimiento de Joseph. Un conjunto que, en directo, sin ánimo de equivocarnos, se deja la piel y llega a sonar mejor, si cabe, que en el sonido enlatado que puede proporcionar un disco.

Una gran noche en la que Romeo volvió a convertirse en el más vendido en la noche de los libros, esta vez, en forma de CD.


Texto y fotos: Toñy Espada

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