Está claro que Berling Calling, disco y película, fue lo que disparó la fama de Paul Kalkbrenner en Europa, pero realmente es ahora cuando el berlinés está surfeando de verdad en la cresta de la ola. A pesar de datar del 2008, los temas de ese disco, ya un clásico dentro de la música electrónica contemporánea, suenan ahora más que nunca. En España su popularidad ha crecido tanto en el último año que ahora mismo encabeza el Monegros Desert Festival junto a Wu-Tang Clan y Prodigy. Desde luego, si había un momento para que Klubbers Meeting le dedicara una noche en solitario, era este. El formato, Paul Kalkbrenner in concert, no es más que otra forma de llamar a su live habitual, que en esta ocasión fue de dos horas y media de duración. Soberbio, eso sí. Entre otras cosas porque ya abandonado, más o menos, la tediosa manía de hacer parones entre tema y tema, y sobre todo porque cayeron tantas joyas, una detrás de otra, que es difícil no sentir una tremenda debilidad por su talento como productor.
Una vez más el pabellón Satélite del Madrid Arena se llenó hasta la bandera. Tanto que los baños, y en especial las barras y el ropero quedaron desbordados. Hace tiempo todo apuntaba a que la encargada de hacer el warm up a Kalkbrenner sería su encantadora novia y también deejay Simina Grigoriu, pero finalmente el elegido por el propio pilar de BPitch fue uno de nuestros mayores talentos, Undo. El catalán Gabriel Berlanga tiene una versatilidad admirable y sus mixtapes son una auténtica delicia. Escuchad por ejemplo éste para pasar una hora de calidad musical inmejorable. En esta ocasión Undo nos ofreció un set en el que primó un deep techno plagado de sutiles matices melódicos y ritmos oscuros. Con temas como su última referencia “Motas de polvo“, poco a poco nos hizo emerger del fondo del abismo para salir a la superficie de un delfínico salto. Su set se alargó más de lo esperado ya que dio paso al alemán 45 minutos más tarde de la hora prevista. Ese retraso motivo un inevitable quiebro en la progresión de la sesión y algún que otro cambio de ritmo poco fluido, pero aún así el colega de Palafrugell hizo un trabajo fantástico. Cuando puso su último tema comenzó la locura.
Paul Kalkbrenner emergió de entre bastidores arropado de una ovación propia de las estrellas del rock. Inmerecidamente o no, está claro que muchos deejays ya han alcanzado el estatus y reconocimiento de las masas que antes estaba reservado únicamente a los amos de la guitarra. El berlinés de oro es uno de ellos y si bien es cierto que como deejay no es nada del otro mundo, su genialidad como productor es indiscutible. En esta ocasión y sabiendo a lo que se enfrentaba, tiró de clásicos y no se limitó a presentar los principales temas de su último —y discreto en cuanto a calidad, hemos de admitir- álbum, Icke Wieder. De modo que, ataviado con una de las camisetas futboleras que siempre disfruta luciendo y una sonrisa tan reluciente como su cabeza pelona, dio al público exactamente lo que fue a buscar: un repertorio de temas que nos hizo levantar los pies del suelo desde el primer momento y acariciar así el limbo de la música electrónica. “Azure“, “Square 1“, “Der Breuzen“, “Aaron” y todos esos himnos indiscutibles, pertenecientes al universo progresivo con más elegancia del planeta.
Como telón de fondo, unas discretas proyecciones de Berlín y las manos bailongas de Kalkbrenner, el compás de los focos y un sonido impecable que no podemos más que alabar. Tanto como las hordas femeninas que bailaron desinhibidas durante toda la noche y es que, no nos engañemos, este público es más dulce que el de Dj Rush. Como no podía ser de otra forma, la vertiente más pachanguera del bueno de Paul también afloró en el Klubbers Meeting. Su desconcertante remix de “La Mezcla” volvió a hacer acto de presencia, al igual que la popular copla de “Mad World“. La demencia llegó con el previsible (e imprescindible) chupinazo final, su himno “Sky & Sand“, en el que tuvo un incomprensible traspiés, obviado aún así, dada la comunión extasiada de las miles de almas allí presentes.
La noche llegó a su fin demasiado pronto. Entre que a las 5’30 de la mañana encendieron las luces y que el protagonista de la velada estuvo en la cabina tres cuartos de hora menos de lo esperado, no se nos pudo pasar más rápido. Claro que también eso es un síntoma de que no pudimos pasarlo mejor. Así que de nuevo y sin dudarlo entonamos un… hasta la próxima.
Texto: Javi JB
Fotos: Zaer