No hay mejor forma que volver a sentirte un chaval que corear en un concierto las canciones que te acompañaron en tu adolescencia. Ni sensación comparable a la de encontrarte frente a frente (o cara a cara) con el grupo que llevas esperando ver toda tu vida. Ambos sentimientos convergieron el pasado miércoles 7 de septiembre en la madrileña sala Caracol, gracias a la esperada visita de los californianos Face to Face. Nada menos que 20 años les ha costado aterrizar en Madrid para demostrarnos por qué son una de las bandas en activo más importantes de la historia del punk rock.
Con ocho álbumes editados, estaba complicado que nos saciaran completamente, pero bueno, en esta ocasión la excusa era la presentación de su reciente trabajo Laugh Now, laugh later, que carece del nervio de sus álbumes clásicos, pero que destila una nostalgia positiva que resulta un bálsamo entre tanta mediocridad y flacidez en el punk y el hardcore melódico actual. Pero bueno, ellos han cambiado, de hecho sólo queda Trevor Keith de la formación original, y nosotros también. El público allí presente ya no lleva el skate bajo el brazo y tiene cada vez menos pelo en la cabeza y más grasa en la barriga. Pero bueno, como la juventud se lleva por dentro, podemos decir que allí nos juntamos una buena tropa de adolescentes para celebrar la visita de Face to Face.
Unos teloneros de lujo prendieron la mecha de la velada. Los madrileños Sugus, máximos exponentes del punk pop patrio junto a otros como Airbag o PPM, fueron los encargados de abrir el concierto. Lástima que la rigidez de los horarios les obligara a empezar a la hora de la merienda y que la promoción fuera más bien escasa, porque les vieron cuatro gatos. No importó que estuvieran desengrasados, a causa de la interrupción estival, porque la energía, frescura y melodías de sus guitarras, sumadas a la ironía y surrealismo de sus letras, volvieron a hacernos pasar un gran rato. Siempre es un placer escuchar canciones como “Charlie No Hace Surf“.
Una vez dentro de la sala los 200 pollos que conformaron la asistencia, es decir, las cenizas del punk rock noventero que aún pululan por Madrid, se descorrieron las cortinas y comenzó la fiesta. Danny Thompson a la batería, Chad Yaro y Scott Shiflett a guitarra y bajo respectivamente y Trevor Keith, cantante y único miembro original de la formación, saltaron a la palestra. Tal y como intuíamos, “You’ve done nothing” fue el pistoletazo de salida. You don’t know what you want to be como una forma perfecta de decirnos a todos “buenas noches, somos Face to Face”.
No fue hasta el cuarto tema cuando el público despertó y el pogo se avivó, los sing-a-longs subieron de volumen e incluso algún exaltado con ganas de escalar el escenario, se desquitó con un poco de stage diving. A lo largo de un set plagado de himnos generacionales, en el que cayeron “Walk the Walk“, “I’m not afraid“, “Struggle“, “I won’t lay down“, “A-OK” o “You Lied“, también metieron con calzador una moderada selección de temas de su nuevo disco, como “Should anything go wrong” o la descafeinada, aunque agradable, “All for nothing“. Desde el principio sonaron arrolladores y compactos como pocos. Keith y su hortera camisa de cowboy cedieron en ocasiones protagonismo a Shiflett y su bajo incendiario, pero llevó la batuta en prácticamente la totalidad del concierto. Para conectar por la vía rápida con el público, tiró de labia cervecera y unos cuantos “whooooos” dialogados con el público que, francamente, siempre sobran a menos que seas Bon Jovi tocando en un estadio.
“Disconnected“, uno de los principales himnos del grupo, fue la encargada de cerrar el bloque de canciones, antes de obsequiarnos de forma un tanto rácana, con un discreto bis. Soberbio, eso sí, gracias a su famosa versión de Descendents, “Bikeage” (una de las canciones favoritas de Keith, según reconoció), así como la imprescindible “It’s not over“, que supuso la guinda de un final que llegó demasiado pronto. Acabamos bañados en sudor, cerveza y saliva ajena, pero aún teníamos muchas ganas de Face to Face acumuladas. Demasiadas como para que sólo tocaran tres temas del Don’t Turn Away y estuvieran poco más de una hora sobre las tablas, a pesar de que fuera la última fecha de su gira europea. Pero bueno, a pesar de los pesares, qué duda cabe que asistimos al concierto de punk rock del año en Madrid (honor que el año pasado le correspondió a Street Dogs). Además, Trevor aseguró que en año y medio estarían otra vez de vuelta. A ver si es verdad, colega.