Pocos conciertos se hacen tanto de rogar como este. Y es que hasta el pasado domingo, llevábamos tres lustros esperando a que Feeder se dignaran a venir a tocar a una sala española. Intenciones hubo en el pasado, eso sí, pero por una razón u otra siempre acabaron cancelado los conciertos. No obstante, sí que se pasaron, teloneando a grupos como Coldplay o REM, o en festivales como el Espárrago y el FestiMad de hace una década, o el más reciente Bilbao BBK Live. Pero bueno, ya era hora de que lo hicieran en condiciones y saldaran la cuenta abierta en el 2005 para tocar en el escenario de la sala Heineken (sala Arena en su día). Después de que anunciaran que tampoco podrían venir hace unos meses, comenzamos a pensar que la maldición nos acompañaría siempre. No es de extrañar que, llegado el día, la expectación fuera máxima y, aunque no lograron agotar (aunque a punto estuvieron), los que fueron lo hicieran con la ilusión de unos colegiales de excursión. Un simpático grupo de veinteañeros incluso personalizaron una tirada de camisetas con la fecha del evento para lucirlas con orgullo y representar su particular peña Feeder. El caso es que, cuando algo se hace tanto esperar, o bien te acabas olvidando, o bien terminas explotando de emoción. Aquí sucedió un poco de las dos cosas, aunque más bien lo segundo. Y lo mejor de todo es que los de Newport acabaron cumpliendo con las expectativas, a pesar de lo altas que estaban.
Los brasileños Turtle Giant, banda invitada para caldear el ambiente cada noche, despacharon con timidez la mayoría de los temas de su disco debut y única referencia por ahora, Feel to Believe. Se soltaron bastante en el último tercio, pero tocaba ir desconectando, así que nada, más la próxima vez. El caso es que, como toma de contacto, estuvieron correctos.
Llegado el momento de que Feeder se subieran al escenario comenzó a sonar el tema principal de El Bueno, el Feo y el Malo, de Ennio Morricone. A ritmo de western y con puntualidad anglosajona, los galeses comenzaron con su repertorio, arropados por una calurosa ovación. “Barking Dogs” fue el tema elegido para abrir fuego y lo hizo con una maraña sucia enredada a su sonido. Qué sorpresa, tratándose de la Heineken, aunque por fortuna se corrigió al comienzo de su segundo y potente “Insomnia“, de su segundo disco, el Yesterday When Too Soon. Con semejante pelotazo, se coló un halo de luz en nuestra esperanza al soñar con un set list cargado de temas de la vieja escuela. Obviamente fue fruto de nuestra momentánea ingenuidad, puesto que bien es sabido que Feeder se sienten más cómodos pedaleando las canciones del último tramo de su carrera que las de la época más temprana. Tanto es así, que incluso les dio por grabar y tocar bajo el nombre de Renegades tras la partida de Mark Richardson. Finalmente se les pasó el venazo y recuperaron la cordura, sacando su último disco con este nombre y volviendo a dotar a sus repertorios de la variedad requerida. Pero bueno, eso no quita a que intenten tocar todas las novedades que puedan, sin llegar a traspasar el límite. De ahí que las dos siguientes fueran “Sentimental” y “This Town“, del citado último disco, del que llegaron a tocar hasta 8 canciones. Es decir, que se dejaron sólo 3 y para que no sonara a cachondeo. No me malinterpretéis, son buenos temas, pero desde luego no están a la altura de sus anteriores composiciones y menos aún, frente a un público ávido de clásicos.
Mucho más contundentes que en disco, Feeder sonaron sólidos y vibrantes, gracias a la perfecta combinación de entrega por parte del bajista Taka Hirose, la efectividad a las voces y la guitarra del líder Grant Nicholas, la potencia y pegada de Damon Wilson y los arreglos al teclado que terminaron por envolver todo el conjunto. El público, receptivo y disfrutando como si fuera una noche de viernes, se comenzó a desatar realmente cuando empezó la descarga de greatest hits. Desde el impresionante “Buck Rogers” del famoso Echo Park, uno de los grandes highlights de la noche, a “Just The Way I’m Feeling” y “Come Back Around” del Comfort In Sound, y como no podía ser de otra forma, “Feeling A Moment” y “Pushing The Senses” de su disco más redondo, el que lleva el nombre de esta última. Desde luego nos supo a poco, aunque “Lost and Found” y “Just a Day“, de los EP’s fueron una sorpresa de lo más agradable. Huracán de melodías, a veces más pop-rockeras y a veces más grunges, nos trasladó de nuevo a aquellos veranos de los noventa en los que Feeder siempre estaban presentes.
A destacar la presentación de su single “Side by Side“, que lanzaron ese mismo domingo y que ya se puede descargar en su web oficial. Además, todos los beneficios que genere serán donados a la Cruz Roja, en apoyo de la reconstrucción de Japón a raíz del terremoto del 11 de marzo. Y por lo demás, terminaron completando el abrazo que fue su concierto, gracias al fantástico bis que se marcaron con la reina de las fiestas, “Seven Days in the Sun” y su deliciosa evocación de optimismo y nostalgia, además de la citada “Just a Day” y una notable versión de “Breed” de Nirvana, con la que asistimos a la resurrección efímera de Kurt, gracias al parecido físico de Nicholas con el fallecido cantante. Hora y media en la que saldaron su cuenta, nos recordaron con alegría los buenos tiempos, nos hicieron saltar, bailar y cantar hasta la saciedad y pusieron punto y final a la semana de la mejor manera que cabe esperar. Ah, y esta vez volved pronto, si no es mucho pedir.