Qué decepción. Menuda pérdida de tiempo. El peor concierto al que he asistido en mucho tiempo. No sé por qué aquí una se molesta en contarlo siquiera. Fuel Fandango se plantaron en La Riviera y fueron fríos, no consiguieron motivar al público, el sonido fue terrible… Con los buenos comentarios que circulaban en torno a ellos… Vaya broma.
Claro. El concierto tuvo lugar el día de los Santos Inocentes. Cómo no verlo antes.
No hombre, no, que la broma es ese primer párrafo. Evidentemente, quien firma se está quedando con quien esté leyendo esto ahora mismo. Si hay un grupo en este momento que es garantía de buen directo, de espectáculo lleno de energía y creador de un ambiente de lo más festivo entre su público, ese es sin duda Fuel Fandango. Tras la presentación de Trece Lunas, su segundo disco, el pasado mes de abril en la sala But de la capital, la pareja canaria-cordobesa formada por Ale Acosta y Nita regresó para tomar La Riviera, dispuestos a sacar toda la artillería en su última parada del 2013.
Y le dieron buen uso desde el primer momento, con la clara intención de convertir la sala en una fiesta con su interesante mezcla de electrónica, funk, rock, pop y flamenco. Para calentar motores, fue Ale Acosta el primero en aparecer, haciendo una demostración de su faceta de DJ. A la sesión se unieron el incombustible batería Carlos Sosa y el bajista Alberto Rodrigo, para introducir “Tell me“, una de sus últimas composiciones, seguida de “The Engine” y las dos partes de “No sense“. A la cuarta canción, se había montado una rave, pero una rave flamenca, por obra y arte de Nita.
La presencia escénica de la vocalista de Fuel Fandango es impresionante. Ya no sólo por su llamativo vestuario (en esta ocasión, un vestido rojo de lentejuelas, taconazos a juego; ya quisiera Jessica Rabbit), que también. Su expresividad, su gracia a la hora de moverse, y una acción tan sencilla como separar los labios para dejar salir su chorro de voz — esto ya no es tan sencillo -, el que da ese aire especial a guitarra y bajo en “City” o “Trece lunas“, mientras hace bailar su abanico, son sus armas para comerse ella sola el escenario.
Había mucha motivación en la sala, y más motivado saldría el personal de allí directos a sus puntos de encuentro y entretenimiento, tras bailar como si no hubiera mañana a ritmo de “Monkey“, y adorar a Nita con gritos de “olé” y “guapa”, mientras ella sacaba a pasear el duende que lleva dentro (“Parece la sevillana del Whatsapp”, se comenta en los alrededores). Pequeñita pero matona, también mostró su lado rockero, gracias a “Read my lips“, con un enérgico final que anticipaba la llegada del ya declarado himno del dúo, “Shiny soul“, con otra maravillosa muestra del registro vocal que maneja Nita.
Acompañados de confeti y percusión adicional a cargo de la inquieta cordobesa, los bises “Nature” y “Always searching” dibujaron sobre las tablas una genial imagen: Nita al abanico y Ale a la guitarra, derrochando esa química que hace funcionar a la maquinaria de Fuel Fandango, que ese sábado dejó exhausta, acelerada y saciada a la abarrotada Riviera. Bueno, saciada hasta el 2014 y sus festivales, donde no faltará – o no debería – una rave flamenca.
Texto y fotos: Beatriz H. Viloria