Una trayectoria de más de 40 años de actividad da para mucho juego y si el protagonista es James Taylor llenar un recinto de gran capacidad no supone problema alguno aunque arrastremos tiempos difíciles. En su gira por el Reino Unido, el cantautor estadounidense practicamente consiguió llenar el “coqueto” The O2 Arena de Londres cuya capacidad es de 20.000 personas.
En la capital de Inglaterra pudimos constatar que el veterano artista sigue manteniendo el apoyo incondicional de los seguidores ingleses quienes, muchos de ellos, seguramente, en su juventud hicieron un viaje iniciático al continente americano para formar parte durante un tiempo del “flower power”. En la actualidad, el estatus de aquellas personas ha cambiado considerablemente; así, no fue extraño ver un continuo desfilar de parejas cuyas edades oscilaban mayormente entre los 50 y los 60 años, con algunos “cuarentones” disminuyendo algo el promedio de edad. Los pocos espectadores jóvenes que se podían divisar eran los hijos que acompañaban a sus padres en su “aventura regresiva” para recordar tiempos menos complicados, de libertad, amor y paz.
De acorde con los tiempos y respetuoso con su público, James Taylor salió al escenario impecablemente vestido con traje y corbata aunque, una vez cumplido el ritual educadamente, con el transcurrir del recital fue despojándose, primero, de la incómoda chaqueta, para continuar luego con la corbata y, finalmente, remangarse la camisa y colocarse una gorra para ofrecer una imagen informal, más de acorde con su estilo personal.
Tras un inicio en el que con su inseparable sensibilidad interpretó, entre otras canciones, “Your Smiling Face” y “Line ‘Em Up”, afrontó el tramo final de la primera parte de su presentación sacudiendo las fibras afectivas del público con “Carolina In My Mind” que obtuvo la primera gran ovación, seguida de “Up On The Roof” y “Country Road”, otra de las piezas que más signos de admiración extrajo.
Tras un intermedio que rondó la media hora, el concierto se reanudó, entre otras, con canciones como “Jump Up Behind Me”, “Copperline”, “Only One” y “Don’t Let Me Be Lonely Tonight”, recibida con otra gran aclamación, al igual que “Sweet Baby James”, algo que se tornó en obligación cuando fueron apareciendo “Fire And Rain”, “Mexico” y “How Sweet It Is (To Be Loved By You)”, con la que terminó la actuación mientras parte de los presentes, incomprensiblemente, comenzaron a desafilar sin esperar a los bises… estos ingleses…
Después del primer bis, cuando parecía que había llegado el final, tras unos segundos de silencio en los que James cruzó unas palabras con el resto del grupo, comenzó a sonar el infaltable “You’ve Got A Friend”, recibido con suspiros de alivio desde las gradas, seguido de efusivos aplausos de quienes ya dudaban de que el artista lo tuviera en cuenta para esa noche.
Indiscutiblemente, con más de 60 años, James Taylor sigue siendo capaz de extraer suspiros de quienes en su edad madura no han olvidado que muchos momentos de romanticismo vividos en la juventud fueron adornados con los emotivos temas y el inconfundible registro vocal del “amigo” americano.
CRONICA REALIZADA POR LOCKY PEREZ
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