Tras una pequeña gira que ha llevado a Kiko Veneno y su banda por algunas ciudades de Estados Unidos, Alemania y Bélgica durante los meses de marzo y abril, tenemos ahora la oportunidad de verles en el sur con un buen puñado de fechas por Andalucía y Extremadura. La gira no se encuadra dentro de la presentación de su trabajo más reciente, Sensación térmica, sino que se dedica a hacer un repaso por toda su discografía, lo que seguramente haya ayudado a que las entradas prácticamente se hayan agotado.
Toda la banda aparece vestida monos de trabajo. Un detalle que, más allá de la evidente alusión al currante y al oficio del músico, es interesante porque uniformiza a todos los músicos. No vas a ver a Kiko Veneno con una banda cualquiera, vas a ver a Kiko Veneno y la banda del retumbe. Eso sí, la deficiente iluminación se encargó de aclarar quien era la estrella, a pesar del detalle de los uniformes, porque apenas pudimos ver —aunque sí oír, menos mal- a los músicos que le acompañan en esta gira: los habituales Jimmy González en la batería y Juan Ramón Caramés al bajo, acompañados esta vez por un guitarrista que también hizo las veces de violinista y dos chicas encargadas de los coros, teclados y percusión. Disculpen que no mencione los nombres de algun@s de ellos, pero apenas hay información en la web oficial y durante la presentación de los músicos el micrófono de Kiko Veneno parecía no responder todo lo bien que debiera.
Para un músico con su trayectoria de no debe ser fácil elegir un repertorio. Son demasiados los discos y las canciones y un par de horas dan para lo quedan, pero en esta ocasión el equilibrio fue notable. Un par de temas de su último trabajo, La vida es dulce y Mala suerte, que ganan bastante con respecto a la grabación de estudio, y una selección de todos sus temas más conocidos con algún que otro detalle a épocas en las que aún no se le prestaba la atención que merecía, como Los delincuentes, del primer álbum de Veneno.
Como era de esperar aquellas que arrancaros más palmas y ovaciones fueron Te echo de menos, Lobo López, En un mercedes blanco, Memphis Blues Again y Hace calor, esta última especialmente coreada por las altas temperaturas de la sala. Pero también se hizo notar un sector del público más conocedor de su discografía, que se desgañitó con temas como La rama de Barcelona, Dime A, Dice la gente, Superhéroes de barrio, Bilonguis o Coge la guitarra. Para el final, después de una breve despedida, dejó un par de guindas: uno de sus temas más emblemáticos, Joselito, y Volando Voy, que compuso para La leyenda del tiempo.
Se echó de menos a Diego Pozo, pero su ausencia tampoco deslució el conjunto. Se nota que la formación lleva un tiempo ya de gira y el espectáculo está medido al milímetro, por lo que apenas podemos encontrar una tacha en su actuación. Kiko Veneno es un auténtico superviviente del negocio de la música y también desde hace años un ejemplo perfecto de que las cosas se pueden hacer de otra forma. Asistir a un concierto suyo actualmente no es solamente una oportunidad de disfrutar y pasarlo bien con unas cuantas canciones que ya forman de la memoria popular, sino también una ocasión de ver a uno de los compositores clave en la historia de la música de este país.
Texto: Juan Manuel Vilches Fotografía: Miriam Navarro