Crónica Orthodox + Voivod. Sala Fanatic (Sevilla). 28-Abril-2011

Visto lo visto parece que va a estar muy complicado que volvamos a ver Voivod por estas tierras. Ninguno de los conciertos que han dado en España ha superado los cien asistentes y Sevilla no ha sido la excepción. No fueron más de 60 personas las que nos congregamos allí y es una auténtica pena, porque ni siquiera había ningún “partido de fútbol del siglo” que sirviera como excusa. La oportunidad de ver a bandas menos mayoritarias en giras pequeñas por salas supone el momento perfecto para ver disfrutar de un auténtico concierto, porque desde luego ver a gente como Voivod en un festival va a incluir casi siempre un concierto corto, un sonido pésimo y seguramente una hora inadecuada. Es muy complicado entender al público del rock español…

Debido a problemas logísticos no aclarados totalmente, dos de las bandas publicitadas no tocaron, Grimskunk y Dragged Into Sunlight, así que como únicos teloneros de los canadienses tuvimos a los sevillanos Orthodox, y la elección no pudo ser más acertada. Este trío tiene últimamente dos facetas bien diferentes en sus directos. Una más acústica y experimental en la que desgranan sus temas más complejos y otra más directa en la que presentan su más reciente trabajo, Baal. En esta ocasión eligieron la segunda opción, así que tuvimos la oportunidad de escuchar casi todo el disco nuevo, excepto Ábrase la Tierra, además de Apogeum y Solemne Triduo de Amanecer en Puerta Oscura, El Lamento del Cabrón, de su primer disco, y Matse Avatar, del EP del mismo título. Con un sonido mucho mejor del esperado en una sala pequeña y con poco público, Orthodox mostraron que pese a su continuo interés por la exploración de nuevos y diferentes caminos no olvidan ni dejan de lado su parte más dura. Y se agradece, porque los temas de Baal suenan excepcionalmente bien en directo, algunos incluso más desgarrados y emocionantes que en el disco. Además, ver a Borja tocando en directo es todo un espectáculo. No es nada arriesgado decir que es probablemente uno de los mejores baterías que existen actualmente en España.


Con apenas media hora de descanso, llegaron Voivod a escena. Snake visiblemente afectado quizá por algunas cervezas de más y los cuatro con ganas de fiesta. El repaso que dieron a su extensa discografía no estuvo especialmente acertado. De Nothingface sacaron The Unknown Knows, que fue una magnífica elección para comenzar, Missing Sequences y la que daba título a aquel disco. Un testimonial y breve recorrido por algunos de sus trabajos menos relevantes, con The Prow (The Angel Rat), Ripping Headaches de Rrröööaaarrr o Forlorn de Phobos. Pero de uno de sus grandes álbumes, Dimension Hatröss, tan sólo Tribal Convictions y de su obra más conocida, Killing Technology, se dejaron el enorme temazo que abría aquel disco, aunque eso sí, se lucieron con Ravenous Medicine, Overreaction y Tornado. De su último trabajo, Infini, sólo cayó Global Warning, y es que ellos mismos saben que su público va a verles mayoritariamente para escuchar los clásicos. Tuvieron también un hueco para mostrar un tema nuevo, Kaleidos, que previsiblemente estará incluído en su próximo disco de estudio en el que aparecerán por primera vez temas del nuevo guitarrista Dan Mongrain. Kaleidos tiene el sonido característico de la banda, pero no aporta mayor interés y tuvo una aceptación bastante fría por parte del respetable.


Se echó de menos algo del enorme The Outer Limits, que incluía temas como Moonbeam Rider o Fix My Heart muy aptos para el directo o algo de su primer disco con Jason Newsted, que tuvo muy buena críticas en su momento. Con una discografía tan amplia e irregular como la que tienen los canadienses, es necesario afinar el setlist un poco más, porque tienen material de sobra para dar un concierto de dos horas en los que no sobre nada.

En los bises las ya habituales Voivod y Nuclear War (de su primer trabajo War & Pain) y su versión de Pink Floyd Astronomy Domine. Es indudable que la muerte del guitarrista original Denis D’Amour Piggy, quien fue fundamental en el desarrollo del sonido característico de la banda, puede provocar cierta sensación de vacío, pero la formación actual da la talla y tienen una entrega poco habitual en grupos con una trayectoria tan larga como la suya. Si dejaran a Ozzy suelto en su próxima visita a España seguramente le arrancaría la cabeza de un mordisco a más de uno por perderse a una leyenda como Voivod, aquí, al lado de casa.

Voivod en Grooveshark


Fotos: Locky Pérez (Barcelona).Texto: Juan Manuel Vilches (Sevilla)

jmvilches

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