Primer día de festival. El motivo de tan largo viaje y la elección del Sonisphere Francia en vez del más cercano Sonisphere en Getafe estaba claro: ver una de las pocas actuaciones del Big 4 en Europa. En vista del éxito de los conciertos conjuntos de los cuatro grandes del thrash americano parece que aprovecharán para estirar un poco más el invento. Pero nunca se sabe. Slayer nunca han sido muy amigos del stablishment ni de la pose, la relación de Mustaine con Hetfield y compañía puede volver a quebrarse en cualquier momento, el regreso de Belladona a Anthrax no parece haber una decisión acertada y desde luego, todos conocemos los desvaríos de Ulrich y Hetfield. Así que la cosa era fácil: por si acaso esto se acaba pronto ¡no hay que dejar pasar la oportunidad de ver a los cuatro grandes en la misma noche! Pero el Big 4 sería el segundo día. Hoy, 8 de julio, toca un buen puñado de bandas de diversos estilos.
El lugar elegido es Snowhall, un recinto en el que se sitúa la pista de esquí cubierta más grande del mundo. Motivo suficiente para ofrecer unas instalaciones magníficas. El acceso al recinto desde el descomunal aparcamiento es harto molesto. Más de un kilómetro a través de un camino sin asfaltar, rodeado de bosque y sin una sola luz no es un comienzo prometedor. Pero tiene su recompensa. Después de un exhaustivo control de seguridad, llegamos a una explanada en la que se sitúa un edificio que alberga en su interior las instalaciones propias del turismo de esquí, ahora remodeladas para otro tipo de público. Fuera, un pequeño escenario para el Off, una enorme carpa con los consabidos stands de merchandising, la posibilidad de alquilar quads y las primeras barras. Unos pocos metros más adelante una nueva explanada con una enorme pantalla en la que se proyectan conciertos de Iron Maiden, AC/DC, etc. que bien podrían haber aprovechado para retransmitir en directo los conciertos del festival. Todo, acompañado de una gran cantidad de stands de merchandising, muchos sitios para sentarse, algunas zonas de césped en las que echar la siesta después de la comida, etc.
Los cuatro primeros grupos del día son Rise To Remain, Bukowski, Symfonia, el intento de estirar aún más la gallina de los huevos de oro por parte de André Matos, Timo Tolkki y amiguetes, y Bring Me The Horizon. De momento, el entorno del festival ofrece más diversión y entretenimiento que los dos escenarios, así que la primera banda que vemos es Evergrey. La verdad es que nunca me han llamado la atención lo suficiente como para adentrarme en su discografía, pero debo reconocer que su propuesta es muy interesante. El tono oscuro que aportan a un género tan manido como el progresivo se agradece y la gravedad de las guitarras son el complemento perfecto a las melodías vocales. Con un sonido bastante bueno hubo oportunidad de escuchar en buenas condiciones temas como Leave It Behind Us, Wrong o Frozen de su más reciente trabajo, aunque también hubo espacio para temas de sus inicios, como The Masterplan, Recreation Day o Blinded.
Los siguientes, Mastodon, despliegan su show en el escenario principal. En este momento la cosa se pone seria, porque la banda de Atlanta es probablemente la más inspirada y con más ganas de pasar a la historia de los últimos diez años. Dentro de una discografía impecable, se centraron más en sus trabajos anteriores que en su último álbum, del que sólo tocaron el tema que le da título, Crack The Skye, así que muchos nos quedamos con las ganas de escuchar The Czar, uno de los temas más espectaculares de ese disco. Eso sí, la sesión de la groove y sludge estuvo más que completa: Iron Tusk, March of the Fire Ants, Circle of Cysquatch, Crystal Skull y Blood and Thunder, entre otras.
Está claro que Gojira es una de las bandas francesas más grandes actualmente y el recibimiento del público en su país fue el merecido. Entre otras, incluyeron en su repertorio Ocean Planet, Backbone, Remembrance, A Sight to Behold y Oroborus. Personalmente y aunque The Link era un trabajo ciertamente entretenido, me siguen pareciendo una gente bastante sosa. Que sí, que técnicamente son impecables y todo eso, pero es que simplemente me aburren soberanamente y verlos en directo me produjo exactamente la misma sensación que sus discos.
Pero si hay una banda que en los últimos años debería ostentar el título de “los más cansinos del planeta” esos deberían ser sin duda Dream Theater. Images & Words fue el mejor acercamiento entre el progresivo de Rush y la agresividad de Metallica y después del irregular Awake tuvieron un par de buenos momentos con Falling Into Infinity y Scenes From a Memory, pero desde entonces se han perdido en un laberinto de virtuosismos circenses y no parecen capaces de articular un sólo tema decente. Quizá los fans consideraron que la presencia de un nuevo batería pudo ser motivo de interés (después del culebrón Portnoy), pero dado que Labrie sigue sin dar ni una en directo -¿pero qué le pasa a este tío?- pues lo del nuevo batería tampoco se notó mucho. Para colmo, tenían entre manos un setlist bastante irregular y poco interesante para un festival de estas características: Under a Glass Moon, These Walls, Forsaken, The Great Debate, Fatal Tragedy, el adelanto de su nuevo disco On the Backs of Angels y como sorpresa Caught In A Web. Sopor extremo e indiferencia por gran parte del público. Otra vez será.
Desde hace un par de años Airbourne ha venido recibiendo todo tipo de parabienes por parte de crítica y público. Y eso, con sólo dos trabajos en el mercado. Escuchando sus discos no llegaba a entenderlo, porque está claro que su punto fuerte es el directo. Ahí es donde estos australianos realmente muestran todo su potencial con su hard rock a medio camino entre AC/DC y Motörhead. Poco más de una hora bastó para que se metieran a al público en el bolsillo con temazos como Raise The Flag, Chewin’ The Fat, Diamond In The Rough, Runnin’ Wild, Too Much, Too Young, Too Fast o Stand Up for Rock ‘N’ Roll. Lo curioso es que no tienen muchos temas con gancho, pero es su actitud consigue hacerte partícipe del gran espectáculo, porque el show fue sin duda de los más interesantes y divertidos de la jornada.
El plato fuerte de la primera noche era Slipknot, el último fenómeno de masas que dio el ya casi extinto nu-metal. En eventos de este calibre se ve perfectamente el público que cada banda tiene y los de Iowa lo tienen claro: adolescentes impresionables y con muchas ganas de escandalizar a sus padres. Para eso, Slipknot lo tiene todo: máscaras que dan susto, el punto justo de brutalidad en su sonido, una dosis de ritmos bailables y todo ello convenientemente aderezado con melódicos estribillos y la pizca de modernidad que aparentemente aporta un Dj. Un brebaje bien diseñado. Pero eso sí, el espectáculo le deja a uno con la boca abierta. Fuegos artificiales, baterías que giran, percusiones que se elevan y, sobre todo, unos músicos entregados y que no paran ni un sólo segundo quietos en el escenario. Es como ver un videoclip de dos horas. Pues bien, además el setlist elegido convenció a los miles de fans allí congregados: Iowa, Eyeless, Liberate, Pulse Of The Maggots, Disasterpiece, The Heretic Anthem, Spit It Out y unos bises perfectos para el chavalerío: People = Shit, Surfacing y ‘Til We Die.
Un primer día con una oferta para todos los gustos y públicos, un aperitivo para lo que se estaba cociendo para el día siguiente…
NR: Podéis ver las fotos del festival en el facebook de Sonisphere Francia.
Texto: Juan Manuel Vilches
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