Cycle afirma su regreso con Sleepwalkers. Es su segunda entrega y un impactante álbum de expiación nocturna. Sérá el próximo viernes 2 de Octubre en la sala Joy Eslava, Madrid. Apertura de puertas 20.00h. Anticipada 18€ | Taquilla 25€
Aviso… Cycle ha vuelto. Con un disco intimidante, rotundo. También con algunos cambios. Personales, musicales y editoriales, tras su ausencia de casi dos años invertidos en proyectos paralelos. Por un lado, Krakovia, el más sonado, con David Kano entre una tropa mixta de techno-punks rockabilescos que sigue pateándose festivales y garitos. Por otro, Carlos Calderón, entre la producción de un montón de bandas y su proyecto electrodub, Parker & Bukowski. Y, La China, alternando la presentación del programa Ipop de Jesús Ordovás (TVE 2), cameos con Vanexxa, Spam o los Ferreiro y su debut en solitario (De Amor y Muerte- 07).
Pero, mientras esto pasa y la ciudad duerme, el incombustible Dr. Kane lleva meses recluido en su estudio (Rec Division), fraguando él solito la nueva estrategia. Su próximo golpe de mano: el futuro de Cycle. Un álbum que comenzó como Everything is broken y termina como Sleepwalkers, perfecta alegoría al noctívago Kano y al espíritu insomne y vehemente del disco. De un trabajo que no solo sale airoso del reto con su imponente antecesor sino que exhala una espesa sensación de nocturnidad y alevosía a través de un seductor ejercicio de tensión, drama, sexo y autocontrol digital y humano.
Flashback: primavera 2005. Un revuelo sacude el ciber-mentidero indie. Es Cycle, una extraña sociedad electrónica que, tras pasar de puntillas por una multi (EMI), debuta con un soberbio manifiesto de hedonismo oscuro, Weak on the rocks (Subterfuge). Su irrupción triunfal cambia un montón de cosas y prejuicios industriales y viene a normalizar en la música oficial lo que era ya normal a nivel alternativo. Himnos de pista como Confussion, Apple tree, etc, y un no menos demoledor directo, catapultan a Cycle a un éxito comercial insólito para una industria nacional entrando en crisis.
Tenían todas las bazas. Espectacular sonido. Un formato electrónico próximo al rock y surcado de estribillos magnéticos, deudor por igual de Garbage, New Order o Sisters of Mercy y coetáneo del electroclash en auge. Un curioso contraste entre Luke -su inicial vocalista- y el sinuoso erotismo y coreografía robótica de Silvia (La China Patino). Y hasta enigmático glamour canalla. Todo esto los aupó a sensación del momento, avalada por premios serios como el Ojo Crítico (RNE) o diversas candidaturas oficiales.