Algunas veces ciertos músicos consiguen librarse del peso que supone la fama o el éxito -en mayor o menor medida- e incluso las presiones, en demasiadas ocasiones autoimpuestas, que suponen enfrentarse a un segundo trabajo. Son pequeños atisbos de sinceridad en los que decide, quizá en unos pocos segundos, desprenderse de todo aquello que sobra a la música y hacer ni más ni menos lo que quiere hacer. Minor Epic encaja perfectamente ahí, porque después de un trabajo como Speaking Thru The Others, este nuevo álbum no puede calificarse más que como un portazo en toda la cara de la industria. Lo que cualquier ejecutivo enchaquetado llamaría un “suicidio musical”. Y es que aquí Dani Llamas se sumerge en las profundidades más oscuras de sus inspiradas composiciones. Todo suena ahora lóbrego, apagado, doloroso y casi fúnebre por momentos.
Hourglass confirma desde el inicio esas sensaciones con unas percusiones crudas y la melancólica cadencia de la frase final del estribillo. Half a Man se acerca con disimulo y elegancia a los momentos más intensos de Abbey Road, dejando a un lado el sonido más americano de Speaking Thru The Others para meterse de lleno en la parte más detallista y emocional de la herencia británica de los 60. La siguiente, Ecstasy, podría ser el single perfecto (si este disco necesitara un single). Con la colaboración de Muni Camón (Maddening Flames), esta es prácticamente la única concesión al ritmo que encontraremos y posee probablemente uno de los mejores estribillos que Dani ha escrito. Con Said and Done estremece el cello que acompaña una de esas letras que no se pueden escribir sin haber vivido lo suficiente. En Little Bourgeois’ Blues nos encontramos con Ramón Rodríguez (The New Raemon y Madee) en otro de esas plácidas y emotivas pinceladas de folk desnudo.
Metidos ya de lleno en la mitad del álbum se hace necesario para su máximo disfrute unas cuantas escuchas que suavicen la dureza inicial. Será al cabo de unos días cuando temas como Fate & Guns o Burning Again se acaban agarrando con fuerza. Porque, a medida que avanzamos, parece que la voz de Dani es más desgarradora, la instrumentación más seca y las letras más punzantes. Es ahora cuando descubriremos las pequeñas maravillas escondidas de este trabajo. A Job for Patti es una de ellas: casi como una nana que se desgrana en optimistas arpegios que contrastan con la historia que cuenta. Disorders es la otra joya, en la que la voz tiene todo el protagonismo y donde Dani pone las vísceras en cada sílaba. Ya sea porque nos acercamos al final o por la propia intensidad de este tema este es el punto álgido en el que Minor Epic ha conseguido encoger y atrapar al oyente ineludiblemente. Aún habremos de volver muchas veces a Disorders para empezar a deleitarse con No More Fun, un perfecto final, pausado, tan sólo con guitarra y voz.
Dani Llamas ha apostado fuerte con un disco que te revuelve las entrañas, que se aleja un poco de sus referencias para quedarse en medio del Atlántico, y sumergirse en las emociones más íntimas. Podríamos decir que sólo por haber arriesgado, Minor Epic ya merecería unas cuantas escuchas, pero es que este trabajo es muy bueno. Es un disco al que volver una y mil veces, mientras otras muchas novedades de cada mes irán quedando aparcadas en las esquinas de las estanterías a las que nunca se vuelve.
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Texto: Juan Manuel Vilches
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