Diez años después de su último trabajo y con una dolencia cardíaca de por medio que le ha mantenido alejado de los escenarios un tiempo, Bowie reaparece ahora acompañado de una tremenda campaña de marketing para presentarnos un nuevo disco que muchos ven ya como el que podría ser el último de su carrera. Agoreros los ha habido siempre, pero lo cierto es que este señor parece que a las puertas de entrar en su séptima década de vida está mucho mejor que otros, así que no sería extraño tenerlo de vuelta en algunos años con otro nuevo álbum de estudio. Y por cierto, aunque pueda parecer una broma la portada es absolutamente real. Sí, esa es la portada oficial.

The Next Day requiere unas pocas escuchas para cogerle el punto. Es un disco largo, casi una hora y catorce temas tan dispares no se digieren así como así. Y quizá esa sea la primera sensación que tenemos, de extrañeza y cierta desunión ante tanto cambio estilístico. Desde la muy Waits Dirty Boys hasta las más enigmáticas y oscuras Where Are We Now? o You Feel So Lonely You Could Die, pasando por las más rockeras The Stars (Are Out Tonight) y The Nex Day y la más experimental If I Can See You la impresión general es de diversidad. Quizá esto se deba a que en los últimos años el señor Bowie no ha estado tan parado como parecía y tenía en el cajón un buen puñado de ideas.

Si pudiéramos apuntar una tónica general esa sería la de los medios tiempos que nos recuerdan a ciertos momentos de época dorada de los setenta, como Boss Of Me, Valentine’s Day o la excelente How Does The Grass Grown?, que tiene además una de las letras más interesantes en la que trata el absurdo infinito de cómo se entrenan personas para matar personas. Llegando al final tenemos también la magnífica y muy pegadiza (You Will) Set The World On Fire y Heat, que no trae de vuelta sus ambientes más sombríos y sórdidos.

Este disco no supone nada nuevo con respecto a lo que ya conocemos de Bowie. Es más bien un dulce y cálido recuerdo de todo lo que ha hecho en su dilatada carrera con unos cuantos momentos bastante inspirados. Y no es poco.

Texto: Juan Manuel Vilches